lunes, 23 de mayo de 2016

Tiempo al Tiempo

Cuando éramos pequeños siempre oíamos que nuestros padres, ante nuestros ímpetus por ser o mejor dicho, parecer mayores de nuestra de edad nos decían: tranquilo niño, todo llegará. Cada cosa a su tiempo.
Esto podía ir dirigido a nuestro deseo salir de casa hasta más allá de las 10 o cualquier otra cosa que se nos ocurra. Aprender a conducir sin tener edad para legalizar la situación, etc...

Pues con el avance de los años, nos damos cuenta que esa frase tan socorrida para nuestros progenitores, se sigue manteniendo viva en nuestro devenir diario.Sigue teniendo la misma validez o más que entonces, ya que ahora entendemos mucho mejor su escondido significado, algo que antaño no éramos capaces de adivinar.

Todos nosotros tenemos expectativas en casi cualquier aspecto de la vida, aunque no queramos reconocerlo. Nos pueden las prisas de llegar a conseguir algo, material o espiritual, pero que consideramos vital para nuestra supervivencia cotidiana.

Todos hemos deseado alcanzar logros que en el momento no se han materializado, pero que más adelante en nuestro camino, vemos que se consiguen sin hacer ni dedicarle ningún sobre-esfuerzo añadido.

Cada día estoy más convencido, y así lo he recogido en artículos anteriores que las casualidades no existen y que la mayoría de los hechos que suceden en nuestra vida o a nuestro alrededor, son producto de circunstancias que por desconocidas en ese momento, achacamos a la suerte o al puro azar.

El hombre actual, moderno y tecnificado hasta la saciedad siempre tiene prisas. Prisas por conseguir un mejor trabajo que le aumente el salario. Prisas por disfrutar de un coche como el del vecino, por el que siente envidia a cada momento. Sí, tenemos prisa por todo y para todo.

Yo también he tenido prisa en los últimos años, sobre todo en la faceta de las amistades. Esas que un día, por motivos que no voy a explicar ahora, se alejan de repente de tu vida y cuya compañía dejas de sentir y disfrutar durante temporadas enteras.

En estas últimas semanas, poco a poco y despacito he vuelto a re-encontrarme con la gente a la que, sin lazos de sangre, considero mi segunda familia. Y en algunos casos, la primera. Porque hay seres que para cada uno significan algo especial, muy especial y que conectan de una manera muy íntima con nuestro yo.

Ahora comprendo que el tiempo que hemos estado alejados, realmente sin querer por parte de ninguno, era necesario para encontrarnos de nuevo. Soy consciente de que en esta vida las cosas nos suceden cuando tienen que suceder y que todo, al igual que la fruta en el árbol, necesita su tiempo para madurar. Nada sucede antes de lo previsto ni después. Todo ocurre en su justo momento y hay que tener paciencia para no caer en desesperaciones inútiles. Sólo debemos echar un vistazo a hechos significativos que nos hayan acontecido para darnos cuenta de semejante afirmación.

¿Qué hubiera pasado si lo que nos sucede ahora nos hubiera ocurrido un tiempo atrás? ¿Se habría desarrollado nuestro presente de la misma manera? Es para pensarlo.....

Por eso hay que aprender a tomarse las cosas de una manera más relajada y optimista, desde una perspectiva externa a lo que sucede dentro de nuestro círculo. Como dice el título de esta entrada, tiempo al tiempo.... que todo llega en su justo momento aunque no lo queramos.

Bienvenidos de nuevo a mi existencia y si en un futuro vuelve a suceder algo parecido intentaré demostrar que he aprendido la lección. 

Y hablando del "tiempo", recomiendo un libro interesante que trata precisamente de eso: de las anomalías que se producen en muchos casos y que sorprenden a todos, pero sobre todo a quienes les suceden..... "Viajes en el Tiempo", de Vicente Fuentes.  





miércoles, 4 de mayo de 2016

El Misterio en mi vida

Afición innata grabada en los genes o herencia paterna como otras, la realidad es que el misterio y sus diversas variantes siempre han estado en mi vida desde que era joven y tenía lo que suele llamarse "uso de razón o conciencia".
La vida, al igual que la muerte, siempre está rodeada de fenómenos cuya explicación se halla fuera de toda lógica.

El misterio llegó a mi vida de la mano de mi padre y en compañía de maestros de esta materia como Fernando Jiménez del Oso, con aquella "puerta del misterio" y otros que han venido después.

Recuerdo los inicios en esta afición, cuando asomados a ventana de casa, mi padre y yo creíamos ver luces en el cielo... Luces que para nosotros eran inexplicables pues hacían movimientos un tanto raros como para que los confundiéramos con aviones.

Ahí empezó mi gusto y atracción por los temas ocultos. Poco a poco mi interés por esta materia se fue incrementando de manera exponencial y cada noche para mí era una intensa y aterradora noche de vigilia en compañía de los locutores en boga. Antonio José Alés (QEPD) fue uno de los precursores en la medianoche radiofónica, cuyo comienzo a las 12 en punto esperábamos con impaciencia.

En esa época se despertó en mí el interés por saber y conocer acerca de las experiencias cercanas a la muerte, interés que aún hoy perdura y que hace que mi interior se transforme. Hace años, tuve la ocasión de asistir en Madrid, en el Palacio de Congresos al primer Congreso sobre Más Allá de la Muerte, dirigido y organizado por el mencionado Fernando y al que asistieron personajes como Raymond Moody (pionero de tales investigaciones) así como la vidente Marilyn Rossner.

A fecha de hoy, siguen siendo numerosos y novedosos los estudios que se llevan a cabo en este sentido, y hay que convenir que el tema del más allá cada vez parece estar más en auge. Ahí tenemos a investigadores como José Miguel Gaona, Juanjo Benítez (Estoy bien...) y tantos otros.
También hay detractores lógicamente, ya que hay hechos o circunstancias que por más que nos empeñemos no se pueden reproducir mediante la ciencia ortodoxa. Es por ello que que muchos investigadores al final se muestran escépticos.
Sin embargo, y viendo los avances que la ciencia realiza sobre el conocimiento del cerebro humano, cada vez se abren nuevos interrogantes a los que no encontramos respuesta fácilmente.  Existen fenómenos de toda índole que se escapan a la razón y al intelecto, por eso lo llamamos misterio. Porque no lo entendemos y porque a la luz de nuestros conocimientos no le encontramos una respuesta lógica. No por ello dejan de producirse.

¿Hay vida más allá de la muerte? Estoy convencido que sí, ya que no son pocas las evidencias que así lo demuestran. Es cuestión de leer, investigar y profundizar en el tema.

Al igual que es difícil entender que de entre los millones de planetas que existen en el sistema solar, el nuestro sea el único ¿agraciado? con seres vivos como nosotros. Por simple cálculo de probabilidades no es comprensible que seamos los únicos en el universo. Al igual que parece pobre que el ser humano sólo esté formado de materia finita y que tras el fenómeno del tránsito todo se acabe.

Hay muchos testimonios de personas que han estado al límite, sin llegar a traspasar el punto de no retorno que confiesan haber tenido contactos con las almas o conciencias de otros seres conocidos en este plano físico y que les hacen saber que su momento definitivo no ha llegado aún.
Es por eso que tras una situación límite, al final regresan a su cuerpo moribundo, recuperándose para poder afrontar las experiencias terrenas que les quedan por vivir.

Sin embargo, a su vuelta, la vida no tiene el mismo significado para ellos. No hay rencores ni envidias. Todo tiene un nuevo significado y son capaces de entender para qué están en este mundo.

Para mí supone entender que mientras tengamos algo que realizar en esta existencia, algo que sea importante para nosotros o para la gente que de forma circunstancial nos rodea, permaneceremos aquí para llevarlo a cabo. Y que una vez hayamos cumplido nuestro objetivo (casi nunca somos conscientes) emprenderemos nuestro viaje a un plano superior, sin miedo a lo desconocido.

También estoy inclinado a pensar que no somos la única forma de vida inteligente que existe, al igual que pienso que ha habido otras civilizaciones en la Tierra antes que la nuestra, y que han dejado rastros en forma de construcciones imposibles u objetos que para nosotros están fuera del tiempo al que se supone pertenecen.
¿Cómo explicar si no, la construcción de las pirámides de Egipto y tantos otros monumentos antiguos?

Hay muchas cosas que no tienen explicación a la luz de nuestros conocimientos, pero están ahí....
Algún día, cada uno de nosotros comprenderá el "todo" y le encontrará sentido a tantas cosas.....

Mientras tanto, seamos inteligentes y no nos dejemos llevar por lo aparente. Busquemos más allá de lo visible y seamos capaces de entender que cualquier hecho que nos suceda en la vida diaria quizá tenga un significado y motivo muy distinto al que suponemos. Cada persona que " por azar" se cruza en nuestras vidas tiene algo que aportarnos o nosotros a ella y que es necesario para la evolución de ambos.

Así pues, abramos los ojos, disfrutemos de la vida pero pensando y sabiendo que casi nunca los hechos son lo que parecen.....