Con lo claro que estaba todo desde el principio y lo incapaces que hemos sido de encontrar la explicación... Y es que los humanos cuando se enrocan en una idea no hay quien los haga apearse del burro. Se empeñan en una teoría y hasta que no aparece alguien con otra más convincente y lógica pues nada.
Llevan años los políticos de todo el planeta firmando protocolos que no se cumplen para ver si conseguimos los demás que el clima del planeta no sufra cambios y como si nada. Cientos de conferencias bien pagadas a supuestos gurús que nunca han hecho nada salvo en beneficio propio no han servido para encontrar la solución al problema.
Que yo sepa, en la historia de la humanidad, y mucho antes, el planeta ha pasado por diferentes etapas climáticas, incluida alguna que otra glaciación que acabó con la vida de los seres que poblaban esta bolita llamada Tierra.
En las últimas décadas se ha atribuido el calentamiento de la tierra a diferentes factores, desde la contaminación de los plásticos hasta las últimas teorías de los vehículos diesel. Porque está claro que las petroquímicas, las fábricas de aluminio, acero y un largo etc. ya se sabe que son beneficiosas para la salud de la población y de su entorno medio ambiental. Es por ello que los que mal dirigen el mundo siempre estén buscando la causa de tal cambio y a quién echarle las culpas. La imagen de arriba fue tomada en nuestro país hace unos días y por lo que yo puedo ver en ella, lo que sale de las chimeneas no es precisamente vapor con aroma de rosas....Es pura y simplemente vapor y gases procedentes de la combustión necesaria para fabricar metal. No estoy nunca en contra del progreso de la humanidad y del desarrollo industrial que tantas comodidades nos ha dado en los últimos siglos, pero también hay que asumir el coste que dicho desarrollo conlleva para el medio natural. Aquí nada sale gratis y cada civilización es responsable de sus actos y ha de pagar sus consecuencias.
Pero pese al alto grado de contaminación y polución que llenan nuestros cielos y aguas diariamente el planeta sigue adelante con su vida. Lógicamente ha de haber variaciones en la temperatura y en el cambio de estaciones, algo cíclico por otra parte. Está muy bien que en cada momento histórico busquemos las responsabilidades en factores diversos, según convenga a quien maneja los hilos: cuando interesaba, la culpa era de los coches de gasolina, pero ahora toca el turno del gasóleo cuyo nivel de contaminación se ha demostrado más bajo como consecuencia de motores más eficientes y menos contaminantes.
Este año los fabricantes y vendedores de automóviles han visto la drástica caída de sus ventas debido al alarmismo social generado desde los estamentos públicos. Los mismos que en su día decían que el aceite de oliva era malísimo para la salud y ahora es una joya de la dieta mediterránea que todo el mundo quiere consumir.
Por todo ello, no me fío ni un ápice de ninguna de las explicaciones con las que nos quieren manipular. Está claro que las bombas y misiles que se lanzan diariamente no tienen ningún efecto dañino contra la salud de la población ni del planeta. Ni las fábricas que no dejan de echar humos grisáceos las 24 horas del día.
Pero por fin alguien ha encontrado la causa de todos estos males y hay que bendecirlo, pues tanta sabiduría no tiene precio. Resulta que los manejantes de la OMIS (Organización Mundial de la Insalubridad), tras sesudos estudios día y noche han concluido que el problema de la contaminación y el cambio climático es culpa de...Las Vacas y el metano que se desprenden sus residuos biológicos. Estaba claro, coño. Cuantas menos vacas haya, menor grado de contaminación....
Ahora toca no comer carne, o al menos disminuir la cantidad diaria. Y es que somos unas malas bestias comiendo... Los países menos desarrollados que se pelean por algo que llevarse a la boca se estarán felicitando por tan grata recomendación. Van camino de la igualdad con la sociedad desarrollada.
Aunque ellos son los primeros en contribuir a la causa ya que no han comido ni un filete de ternera en su vida.
Enhorabuena a quienes tanto empeño y dedicación han puesto a fin de encontrar la raíz del problema. Ahora que la hemos encontrado y sabemos ponerle remedio podemos relajarnos un poco y dejar de angustiarnos tanto. Ya podemos seguir contaminando el planeta con nuestras bombitas y desechos químicos que mientras tengamos el metano de las vaquitas controlado no cambiará el clima...
Y la próxima imbecilidad ¿quién la soltará? Lo siento profundamente por tan nobles e inocentes animales que a partir de ahora verán más negro su futuro como especie... Y los ganaderos que con afán y esfuerzo cada mañana se levantan a horas intempestivas para cuidar de su ganado también han de pagar su culpa. Y luego, como habrá menos leche de vaca, le echaremos la culpa a las cabras, los corderos, los elefantes y las serpientes. Está claro que lo único dañino para la humanidad son la idiotez y las falacias del ser humano.