Es la fecha, que como todos los años nos llega de forma inexorable, para anunciarnos que es momento de introspección. Los vientos húmedos que soplan por doquier, las nubes oscuras y la bajada sensible de los grados térmicos hace de estos días un momento idóneo para, desde la calidez del hogar dedicar unos minutos, o incluso horas a sumergirnos en nuestro interior, recordando los momentos más intensos de esta última etapa que pronto finalizará dando paso a una nueva experiencia temporal.
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La radio, ese pequeño aparatito por el que se oían las voces de los locutores, estaba siempre ahí, mañana, tarde y noche para hacernos compañía y tenernos informados de lo que supuestamente sucedía más allá de nuestras paredes.
Y así recuerdo a mi padre haciéndonos callar a la hora del "parte" que casi siempre coincidía con la de sentarnos todos a comer. Porque a esa hora, por el altavoz de la radio nos contaban todo lo que pasaba o iba a pasar. Incluso con corresponsales en otras tierras que, no sabíamos cómo, establecían contacto y nos hablaban desde el extranjero.
Pero la radio era mucho más que noticias. Nos entretenía con sus seriales dramáticos, nos animaba con sus programas de música y también nos servía de escuela nocturna para aquellos que a cierta edad no habían podido obtener la mínima titulación escolar, imprescindible para cualquier puesto de trabajo.
De ahí viene mi total y absoluta devoción al invento transmisor de ondas. Desde aquella época, hasta ahora y siempre, la magia de la radio siempre hará volar mi fantasía.
En estos tiempos que llamamos modernos, y que son fruto de la evolución tecnológica y científica, la radio, en sus diferentes formatos y versiones sigue estando presente en nuestra vida cotidiana. Cuando vamos en el coche a trabajar o cuando nos levantamos y acostamos quien más y quien menos escucha la radio.
Debido al ritmo de vida ajetreado que la sociedad nos impone, la radio ha sabido adaptarse y reinventarse de forma que cualquiera pueda escuchar sus programas favoritos en el momento del día o de la semana que me mejor le apetezca. Ya no es necesario estar conectado en tiempo real para estar al tanto de lo que acontece en el mundo. Ahora están los podcasts en directo y en diferido que nos permiten mayor libertad y flexibilidad a la hora de escuchar un determinado espacio radiofónico.
Y es por ello, y porque me encanta hablar, que en mi interior habita el gusanillo de poder tener una emisora propia desde la que dar voz a pensamientos, reflexiones y música que forman la parte más esencial de mi persona. La idea de hacer un programa de radio siempre está rodando por mi cabeza y quién sabe si algún día se hará realidad. Algún prototipo he realizado de forma totalmente particular en formato de compact disc y no descarto volver a hacerlo en un futuro no lejano.
De momento, y desde mi emisora imaginaria, Radio Magasa, deseo que todos tengáis una feliz transición anual y que nunca olvidéis por completo vuestras vivencias pasadas.