A nadie se le escapa que este año llevamos una ola de calor que no tiene fin. Hace más de 2 meses que estamos sumidos en un auténtico baño de sudor por doquier. Y da lo mismo la zona en que te encuentres.... Norte, sur, este y oeste de este territorio español se ha visto inundado de una temperatura subidita de grados como hace bastantes años no se veía.
Quizá ya no sabíamos lo que era de verdad un verano, pero lo cierto es que para algunos se ha hecho insoportable. Los que llevamos mejor el frío agradecemos que en estos últimos días se pueda descansar algo más frescos.
Aun así, no es la temperatura en sí lo que más me ha impactado en los dos últimos meses, sino el estrago que ésta puede hacer en la cabeza de algunas personas. Son numerosos los casos de violencia doméstica desatada en las últimas semanas y llevadas a cabo mediante métodos cada vez más crueles, siendo todos ellos deleznables e injustos. No parece normal que personas de sesenta o setenta años de repente se vuelvan tarumbas y acaben con la vida de sus parejas, o que algunas madres con síndrome post-parto sacrifiquen a sus bebés en un altar en un acto de supuesta ofrenda a ningún dios.
Me pregunto si este aumento de hechos luctuosos está influenciado por el aumento de la temperatura climatológica. Es verdad, y yo lo he sufrido en mis propias carnes, que este repunte se ha hecho insoportable. Noches enteras empapado en sudor y sin poder dormir un minuto. La venta de aparatos de ventilación ha batido auténticos records y era difícil encontrar alguno en determinados centros comerciales.
Es por ello que durante el resto del día nuestro estado de ánimo y de humor haya sufrido también alteraciones y que los nervios hayan salido a flor de piel más veces de lo habitual. De alguna forma todos lo hemos sufrido, y siendo atrevido en mis ideas, creo que a determinada gente les ha afectado de una forma especialmente violenta como para llegar a cometer semejantes atrocidades. Habrá quien piense que sólo es producto del odio y rencor que alberga el ser humano, pero me inclino a pensar que los agentes externos también tienen su cuota de participación.
Por si tuviera razón en mis pensamientos, me alegro enormemente de que la segunda quincena de este agosto nos vaya dando un respiro, y que aunque por el día los termómetros se eleven, al menos las noches son más llevaderas. Y con ello, espero que la oleada de violencia también descienda y si puede ser se acabe para siempre. Nada más dramático y condenable que acabar con la existencia de seres humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario