Hace 4 años, en plena crisis económica, que dicho sea de paso sólo afecta a algunos, el señor de la barba, que nos había prometido no hacer ajustes a costa del sueldo de los trabajadores, para diferenciarse de su antecesor que nos rebajó la nómina un 7%, decidió mediante firma de decreto y publicación en el BOE que esas navidades, los trabajadores al servicio de la administración pública no teníamos derecho a regalos ni turrón. Por eso, porque nos lo merecíamos, nos suprimieron de un tajo la paga extraordinaria, como parte de la recaudación para paliar el déficit.
Antes de seguir quiero puntualizar que la paga extra de los funcionarios (no los empleados públicos sujetos a contrato laboral) se compone exclusivamente del importe del sueldo base y los trienios, mientras que para cualquier trabajador privado, es el doble de la nómina habitual completa.
Para quien no lo sepa, los funcionarios tenemos un sueldo base bajísimo, en función al cuerpo administrativo al que se pertenezca, mientras que el resto de la nómina está compuesto de múltiples complementos variables.
Por otro lado, como ya es normal en todos los ámbitos, en este país ni siquiera los funcionarios somos todos iguales. Depende de que pertenezcas a la administración central, autonómica o local, tendrás derecho a la paga extra o a su supresión. Es el resultado de la transferencia de incompetencias que propicia nuestro modelo de estado.
Durante los últimos años, en un acto de generosidad, el gobierno ha ido abonando la mitad de los emolumentos retraídos, por lo que aún debían reintegrarnos el 50 % restante.
Ahora, y seguramente como parte de medida electoral de cara a los próximos comicios veraniegos, deciden que nos van a devolver lo que previamente y por derecho era nuestro y nos birlaron sin preguntar. La medida, independientemente de los motivos partidistas, es justa y de ley.
El anuncio de tal decisión ha provocado que el cuarto poder, o sea la prensa y todos los medios de comunicación se hagan eco de la noticia. El problema es que la noticia se convierte inmediatamente en "opinión" y cada periodista y medio la tratan de diferente manera. Cuando se decidió quitarnos la paga extraordinaria, algunos medios y tertulianos (figura tan de moda y en auge) lo justificaban como si nos lo mereciéramos por el hecho de pertenecer a la empresa estatal (para eso tenemos el sueldo asegurado). Me hubiera gustado que a esos informadores su empresa editorial les hubiera aplicado la misma medida a ver si opinaban lo mismo. Nosotros, los que trabajamos para la administración somos los culpables del desastre económico y por tanto debemos expiar nuestras culpas de forma económica.
Pues bien, ahora que el gobierno decide devolvernos lo que nos ha quitado, también tenemos que ver cómo algún medio de comunicación lo titula en portada como "El Gobierno gratifica a los funcionarios". Gratificación??? de qué me están hablando.... ¿Devolverme lo que me han quitado a golpe de firma en el BOE es darme una gratificación? ¿O sea que si yo le pido dinero prestado a alguien y luego al cabo del tiempo y a cuentagotas se lo voy devolviendo quiere decir que le estoy dando una gratificación?
Reconozco que en nuestra sociedad cada día que pasa los acontecimientos cotidianos nos vayan alterando, pero no tanto como para hacernos creer que somos imbéciles. Las neuronas, al menos las mías, por ahora funcionan bastante bien y todas están perfectamente conectadas, por lo que a esos que desinforman tan a la ligera les mandaría a una buena escuela de periodismo a que aprendieran algo.
No hay que confundir "información" con "opinión" y mucho menos manipularla de acuerdo a los intereses de cada uno. Los datos son datos. La noticia es noticia y lo demás es pura interpretación en base a los intereses personales de quien lo publique. Luego no podemos extrañarnos de que la sociedad nos tenga crucificados.... Ya se encargan algunos de tergiversar los hechos y crear tendencia al servicio de quien les paga.
Y llegados a este punto, se disuelven las Cortes después de tres meses de duro trabajo, para volver a convocar nuevas elecciones.
Un Congreso y un Senado en el que sus señorías han estado bien pagados por no hacer absolutamente nada, excepto pelearse y tirarse los trastos, que es justamente para lo que habían sido elegidos.
Tres meses desperdiciados y sin ningún provecho, pero muy bien pagados. Aún sin ir a trabajar más de un día, ya que tampoco había nada que hacer.
Y a partir de ahora, que nos martiricen durante dos meses más con campañas torticeras para que los elijamos y puedan seguir cobrando del erario público a costa nuestra. Pero cuidado, no suprimirán puestos inútiles, ni coches ni prebendas ni nada de eso... Cuando la situación vuelva a ser agobiante para el presupuesto nacional, aquí estaremos nosotros para echarles una manita de forma desinteresada y con agrado para que ninguno de ellos pierda su status económico.....
Por hoy ya vale, que el cabreo me supera y no me deja actuar con racionalidad. A vivir.....como puedas.......