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Me refiero al informe de la mal llamada OMS (ya que debería llamarse OMIS- Organización Mundial de la Insalud) en el sentido de el exceso de bebidas con azúcares que se consumen en nuestro pais y el daño que pueden ejercer en nuestra salud, ya que parece ser que el mismo junto con la falta de ejercicio provocan obesidad y a la larga pueden tener consecuencias más graves como la diabetes, etc...
En principio, esto puede ser cierto, pero la solución aportada por el citado organismo es lo que sorprende a propios y extraños: SUBIR EL PRECIO de estos productos para desincentivar su consumo exagerado.....
Está claro que todos los productos envasados, y algunos que aparentemente son naturales, llevan azúcares añadidos en sus múltiples variantes y que un consumidor corriente nunca va a saber qué está tomando ni que le están vendiendo.
En su momento se estableció una regulación por la que los fabricantes tenían la obligación de detallar en el etiquetado los componentes y cantidad que contenía el producto en cuestión. Esto que en un principio puede una medida de agradecer por parte del consumidor, automáticamente se convierte en una trampa perversa, ya que si nos ponemos a la tarea cada vez que vamos a comprar, será difícil encontrar a alguien que entienda lo suficiente de química como para identificar los componentes que indican. El nombre vulgar de los componentes no aparece por ningún lado, pero su terminología química sí. Por eso digo que es una trampa, ya que por un lado cumplen con la reglamentación para no ser multados pero por otro te están engañando deliberadamente para que nunca sepas que te llevas a la boca.
La justificación dada por la OMIS es tan peregrina como absurda, ya que la equiparan con los efectos que ha tenido en su momento la subida del tabaco.
Si por nuestra salud se preocuparan, lo más lógico y evidente es que prohibieran la fabricación de estos productos nocivos y se acabaría el problema.
En el caso del tabaco, no hay más que ver que contra el aparente descenso del consumo de cajetillas, los mismos fabricantes ponen a disposición del consumidor el tabaco a granel y los demás elementos para confección de un cigarrillo a un precio sustancialmente más económico.
Y la gente común no se da cuenta de que ahora te venden por separado la picadura, el papel, los filtros y lo más importante: la maquinilla para fabricar los cigarros por ti mismo.
Al poco tiempo de tal innovación y cuando vieron que la iniciativa tuvo éxito entre los irreflexivos consumidores automáticamente aumentaron el precio de los componentes, que aun siendo más baratos que el tabaco empaquetado, les genera el mismo beneficio o más. Se ahorran costes en la elaboración y por tanto en maquinaria y mano de obra (costes que asume el propio consumidor).
Esto es igual que cuando en las gasolineras se implantó el sistema de autoservicio. Tú te sirves la gasolina y la multinacional de turno se ahorra el personal y encima no te rebaja el precio sino que cada semana lo sube por culpa del barril del crudo....
En el caso de las bebidas refrescantes y de zumos, que tanta polémica está generando, tampoco hay que olvidar quién está detrás del tema: multinacionales multimillonarias que con tal de ganar dinero hacen lo que sea y compran las voluntades de cualquier organismo.
Si un producto es malo por la cantidad que contiene de alguno de sus componentes, lo lógico parece que se suprima o se regule el máximo tolerado de forma que su consumo no perjudique al consumidor.
Todo es una pura y puta falacia en este mundo globalizado y consumista por naturaleza. Las grandes fortunas invierten en la creación de grandes superficies en las que todo está enlatado y adulterado y acaban con el tradicional comercio de barrio en la que todo se vendía freso o casi fresco. Pero claro, hay que modernirzarse y "progresar".
Está claro que detrás de una falsa preocupación por nuestro bienestar lo que subyace es un total adoctrinamiento de la población por todas las vías posibles y un enriquecimiento del estado de turno recaudando más impuestos, ya que lo que se pierde por el descenso de consumo se recupera a través del incremento de precio. Eso sí, aunque un producto sea dañino no pensemos que disminuirá la publicidad del mismo en todos los soportes admitidos, más bien aumentará.
Me aventuro a predecir que en un futuro nos venderán los componentes de un zumo o refresco en bolsitas con polvos de colores para que lo mezclemos con algún líquido especial que también nos recomendarán y así nos fabriquemos nosotros mismo nuestra bebida favorita con el sabor que nos apetezca. Pero seguro que el resultado no será el mismo ya que nadie va a revelar la fórmula secreta ni las cantidades con las que están elaboradas tan dulces bebidas.
Conclusión: que todo es una miserable patraña, que a nadie le importa la salud ni el bienestar de nadie y que todo son campañas para seguir enriqueciéndose como sea a costa de la vida de los ignorantes consumidores, que antes que pensar caemos en la trampa que nos tienden.
¿Nos acordamos de cuando lanzaron la campaña de que el aceite de oliva era malo para la salud?
Bien, pues ahora lo que pita es la dieta mediterránea rica en aceite de oliva......
A pensar....