sábado, 22 de octubre de 2016

Dulce hipocresía

En estos últimos días ha saltado una noticia que ha generado la polémica de turno entre los distintos sectores de la sociedad española.
Me refiero al informe de la mal llamada OMS (ya que debería llamarse OMIS- Organización Mundial de la Insalud) en el sentido de el exceso de bebidas con azúcares que se consumen en nuestro pais y el daño que pueden ejercer en nuestra salud, ya que parece ser que el mismo junto con la falta de ejercicio provocan obesidad y a la larga pueden tener consecuencias más graves como la diabetes, etc...

En principio, esto puede ser cierto, pero la solución aportada por el citado organismo es lo que sorprende a propios y extraños: SUBIR EL PRECIO de estos productos para desincentivar su consumo exagerado.....

Está claro que todos los productos envasados, y algunos que aparentemente son naturales, llevan azúcares añadidos en sus múltiples variantes y que un consumidor corriente nunca va a saber qué está tomando ni que le están vendiendo.

En su momento se estableció una regulación por la que los fabricantes tenían la obligación de detallar en el etiquetado los componentes y cantidad que contenía el producto en cuestión. Esto que en un principio puede una medida de agradecer por parte del consumidor, automáticamente se convierte en una trampa perversa, ya que si nos ponemos a la tarea cada vez que vamos a comprar, será difícil encontrar a alguien que entienda lo suficiente de química como para identificar los componentes que indican. El nombre vulgar de los componentes no aparece por ningún lado, pero su terminología química sí. Por eso digo que es una trampa, ya que por un lado cumplen con la reglamentación para no ser multados pero por otro te están engañando deliberadamente para que nunca sepas que te llevas a la boca.

La justificación dada por la OMIS es tan peregrina como absurda, ya que la equiparan con los efectos que ha tenido en su momento la subida del tabaco. 

Si por nuestra salud se preocuparan, lo más lógico y evidente es que prohibieran la fabricación de estos productos nocivos y se acabaría el problema.

En el caso del tabaco, no hay más que ver que contra el aparente descenso del consumo de cajetillas, los mismos fabricantes ponen a disposición del consumidor el tabaco a granel y los demás elementos para confección de un cigarrillo a un precio sustancialmente más económico.
Y la gente común no se da cuenta de que ahora te venden por separado la picadura, el papel, los filtros y lo más importante: la maquinilla para fabricar los cigarros por ti mismo. 

Al poco tiempo de tal innovación y cuando vieron que la iniciativa tuvo éxito entre los irreflexivos consumidores automáticamente aumentaron el precio de los componentes, que aun siendo más baratos que el tabaco empaquetado, les genera el mismo beneficio o más. Se ahorran costes en la elaboración y por tanto en maquinaria y mano de obra (costes que asume el propio consumidor). 

Esto es igual que cuando en las gasolineras se implantó el sistema de autoservicio. Tú te sirves la gasolina y la multinacional de turno se ahorra el personal y encima no te rebaja el precio sino que cada semana lo sube por culpa del barril del crudo....

En el caso de las bebidas refrescantes y de zumos, que tanta polémica está generando, tampoco hay que olvidar quién está detrás del tema: multinacionales multimillonarias que con tal de ganar dinero hacen lo que sea y compran las voluntades de cualquier organismo.
Si un producto es malo por la cantidad que contiene de alguno de sus componentes, lo lógico parece que se suprima o se regule el máximo tolerado de forma que su consumo no perjudique al consumidor.
Todo es una pura y puta falacia en este mundo globalizado y consumista por naturaleza. Las grandes fortunas invierten en la creación de grandes superficies en las que todo está enlatado y adulterado y acaban con el tradicional comercio de barrio en la que todo se vendía freso o casi fresco. Pero claro, hay que modernirzarse y "progresar". 

Está claro que detrás de una falsa preocupación por nuestro bienestar lo que subyace es un total adoctrinamiento de la población por todas las vías posibles y un enriquecimiento del estado de turno recaudando más impuestos, ya que lo que se pierde por el descenso de consumo se recupera a través del incremento de precio. Eso sí, aunque un producto sea dañino no pensemos que disminuirá la publicidad del mismo en todos los soportes admitidos, más bien aumentará.

Me aventuro a predecir que en un futuro nos venderán los componentes de un zumo o refresco en bolsitas con polvos de colores para que lo mezclemos con algún líquido especial que también nos recomendarán y así nos fabriquemos nosotros mismo nuestra bebida favorita con el sabor que nos apetezca. Pero seguro que el resultado no será el mismo ya que nadie va a revelar la fórmula secreta ni las cantidades con las que están elaboradas tan dulces bebidas.

Conclusión: que todo es una miserable patraña, que a nadie le importa la salud ni el bienestar de nadie y que todo son campañas para seguir enriqueciéndose como sea a costa de la vida de los ignorantes consumidores, que antes que pensar caemos en la trampa que nos tienden.

¿Nos acordamos de cuando lanzaron la campaña de que el aceite de oliva era malo para la salud?
Bien, pues ahora lo que pita es la dieta mediterránea rica en aceite de oliva......

A pensar....






lunes, 3 de octubre de 2016

Soria oculta y mágica

El último día de septiembre alguien conocido me comenta los planes para el día siguiente. Ir a su pueblo con su padre a recoger endrinas para hacer pacharán casero. Preguntando por su tierra me comenta que es de un pueblo allá cerca de la Laguna Negra, pero que toda Soria está repleta de lugares recónditos e inimaginables. Escuchando sus consejos y dispuesto a re- encontrarme con una tierra mágica, el sábado 1 de octubre nos dirigimos a la capital de esa templaria ciudad en busca de una ermita y un monasterio. 

A orillas del Duero, evocando los poemas de Machado y las leyendas de Bécquer encontramos la Ermita de San Saturio. Podría ser una ermita cualquiera de las muchas que pueblan nuestra piel de toro. Pero no. No es una ermita en medio del campo como suele ser habitual. Esta tiene la peculiaridad de que está construida dentro de una roca, en las entrañas de la madre naturaleza, lo que la hace más misteriosa. Dentro de la montaña, encontramos una gruta convertida en ermita en la que que vivió un monje al que da nombre. San Saturio. Sinceramente cuando te adentras en su interior te paras a pensar cómo a alguien se le ocurrió vivir una vida monástica en su interior. Según avanzamos por la entrada vamos descubriendo pasadizos que nos conducen a la capilla de la ermita, no sin antes pasar por el habitáculo que sirvió de morada al monje citado.
Dentro se siente la paz reinante de un lugar de oración y meditación en las entrañas de la tierra. Cuando llegas a la capilla de la ermita, tras innumerables escalones hacia arriba, encuentras un mirador con vistas al río mágico de las leyendas becquerianas.

Una vez  alcanzada la entrada de la capilla podemos encontrarnos con un espacio de recogimiento que nadie podría imaginar dentro de la tierra. Su reducido tamaño apenas puede albergar un centenar de fieles, pero su altar, su cúpula y sus frescos hacen que uno se sienta como en una pequeña catedral. Las ventanas al exterior son simples aberturas en lo alto de la roca, por la que entran los pequeños rayos de luz que iluminan su interior. 
La cúpula pintada dentro de la tierra tiene una belleza digna de alojarse en cualquier museo clásico. 

El altar dedicado al Santo invita al recogimiento y nos traslada a una época de eremitas dedicados al pensamiento y la oración.

Una vez visitada  y tras un ligero almuerzo en la capital nos dirigimos a visitar nuestro segundo objetivo en este viaje. El Monasterio de San Juan de Dios, del que tan sólo quedan las ruinas del claustro, único vestigio de su existencia. Tan sólo perviven los arcos del exterior de la fachada, testigos mudos de una  época que no sobrevivió a los tiempos.




Una vez contempladas las ruinas y tras un leve paseo por las orillas del río regresamos a nuestro hogar, encantados de haber localizado unas bellezas desconocidas para muchos y que son lugar de peregrinaje de multitud de jóvenes y adeptos cristianos.

Está claro que nuestra España está repleta de tesoros. Sólo hay que saber dónde están y acercarse a contemplarlos. Siempre la "casualidad" te guía hacia ellos, y en ese momento sientes que no debes desperdiciar la oportunidad. Lo que el día anterior fue una charla sin transcendencia convirtió el primer día de octubre en una jornada para nuestra historia personal. Y habrá muchas más, Dios mediante.....