Hace
tiempo que lo vengo observando y me he tomado mi tiempo para escribirlo. Hace
tiempo que me siento fuera de este mundo, y más concretamente de este país, si
así puede llamarse al territorio en el que nací con ilusión hace tiempo y al
que he visto transformarse poco a poco. Hasta hace unos años, en los que la
transformación ha pasado de ser en una dirección hacia adelante para darse la
vuelta como una atracción de feria y poner todo patas abajo.
Y digo bien, patas abajo porque no reconozco éste país como mío. O a lo
mejor es que yo he evoluciono más despacio y me he quedado muy atrás, que será
lo más probable.
Y es que hace años, por ejemplo una persona cometía un delito y nada
más ser descubierto por la autoridad competente, que para eso estaba, era
juzgado y se le imponía la correspondiente pena, bien monetaria bien de entrar
en la trena.
Pero claro, el mundo evoluciona y lo que antes me parecía lógico y de
acuerdo al más mínimo sentido común, ahora ya no lo es. Ahora lo que se lleva
es delinquir tranquilamente y sin horizonte judicial a la vista, ya que la
justicia cada vez es más lenta e ilógica. Según seas persona de alta cuna o un
miserable mortal de a pie, así serás tratado por la moderna sociedad de
consumo. Si eres un despilfarrador nato del erario público no pasa nada, ya que
se trata de tenerte contento y por ello no pagarás pena alguna. Es más, ni
siquiera dimitirás de tu cargo ya que eso estaría mal visto. Pues hasta ahí
podíamos llegar, por Dios….
Antes, los padres, eran padres y no se les llamaba progenitores con
letra. Y además en la familia había un padre, una madre y los hijos… Y en bastantes
casos, la abuela, que para alguno de los cónyuges siempre era la dichosa suegra….
Pero todo esto entraba dentro lo conocido como normalidad y todos lo asumíamos
sin rechistar. Porque antes, los padres tenían autoridad, cosa que han perdido
con el paso del tiempo. Ahora, ni son padres, sino progenitores alfabéticos, ni
tienen mando en plaza sobre sus descendientes o adoptados. Qué es eso de que un
padre o una madre reprendan a su hijo por hacer algo mal… No hombre , nooooo..
El niño es ahora quien tiene la sartén por el mango y más les vale a los mayores
no pasarse ni un pelo con él o con ella porque automáticamente serán
denunciados ante la autoridad. Pues sólo faltaba eso, coño. Que un padre
intentara educar a su hijo y le quisiera aconsejar para el día de mañana era
tarea diaria y simple. Sólo había que tener respeto a la edad y punto-
Pero ahora, que ha llegado la libertad de “expresión” y de tantas otras
cosas, la situación se vuelve boca abajo y son los padres los que deben tener
respeto a los hijos, en este caso por minoría de edad, claro y obedecerles
calladitos no vaya a ser que se subleven y la líen.
Y así pasa en todos los demás órdenes de la vida; que se han dado la
vuelta de 180 grados y no hay quien lo pare. Ahora todo es justo al revés. Si
entras en el autobús, lo normal es correr para quitarle el sitio a ese anciano
que padece de las piernas y no aguanta de pie.
Antes, los coches llevaban intermitentes, esas luces a los lados que se
encendían “ahora sí, ahora no” para señalizar una maniobra de adelantamiento al
resto de vehículos. Con la evolución, y aunque me consta que los fabricantes de
automóviles se empeñan en hacerlos más grandes, su esfuerzo es en vano, ya que
el conductor moderno, joven o madurito, ha decidido que el que conduce es él y
que nadie le tiene que decir lo que tiene que hacer. Ni siquiera el código de
circulación, que sólo vale para extraer las preguntas del examen para el carnet….
La conducción moderna en las grandes ciudades se ha convertido en una competición
para ver quién es más imbécil y quién hace más burradas en el menor lapsus de
tiempo. Y por supuesto, todo esto obedece a dos típicos complejos: el de
inferioridad y el de superioridad. En el primero encajan los que no pueden
cambiar de tartana pero quieren seguir siendo igual que los demás, y claro,
presumen de cascajo como si tuvieran el último modelo de carreras. No quieren
ser o parecer menos y hacen todo lo posible por quedar a la altura. Acelerones
bruscos y frenadas repentinas como si del gran premio de algún país se tratara.
Y por el otro lado, los que tienen coches modernos de última generación
con todos los avances posibles, menos el de la cabeza del conductor, que ese solo corresponde
a él. Y como llevan los últimos modelos pues han de demostrarlo
y enseñárselos a todos los demás conductores haciendo gala de las proezas de
las que son capaces tales máquinas. Si alguien supervisa desde el aire una
carretera de una gran ciudad a cualquier hora del día, comprobará cómo la
serpiente de vehículos crece y se encoje por segundos, lo que es indicativo de
cómo funcionamos los humanos…. A golpes de ímpetu… Ahora acelero, ahora paro en
seco… Y el que venga detrás que arree…
Y así con todo. Antes el que cometía un crimen era por lo general el
asesino, pero ahora no. O al menos yo no estoy seguro. Ahora lo más normal es
preguntarle al autor de la fechoría si ha sido él, aun cuando las pruebas
conduzcan a ello. Y si dice que no, pues habrá que preguntarle a la víctima por
qué estaba en ese justo momento en ese sitio precisamente. Y si no tiene
justificación, será culpable de lo que le haya pasado. Ni más ni menos.
Y cuando alguien te pregunta por un tema determinado lo lógico es
contestar una estupidez que nada tiene que ver, reacción también normal dados
los tiempos que corren. Por eso y por tantísimas cosas más que no caben en
estas páginas, necesito que alguien me regale urgentemente una brújula que me
sirva de ayuda en la orientación de mi vida diaria, ya que pienso que si la
mayoría van en sentido contrario será porque el que va al revés soy yo,
evidentemente… O no, claro…
Ale, a dormir una horita menos a ver si así las
neuronas se ponen en su sitio.