sábado, 15 de julio de 2017

Titulares de espanto

Como toda persona civilizada del siglo XXI soy un animal de costumbres que diariamente se somete a una serie de rutinas establecidas de antemano y difíciles de abandonar, aunque en el fondo estaría deseándolo.
Bien, pues entre ellas, tengo la de tomar un cafetito a primera hora de la mañana, antes de entrar a trabajar, en la misma cafetería y casi siempre sentado en la misma banqueta de la barra. Las camareras, que también son de costumbres y rutinarias como yo, sin preguntar ya saben lo que tienen que poner, por lo que ahorramos en palabras inútiles un montón de energías que algún día nos pueden hacer falta. Tan solo nos damos los buenos días como personas bien educadas que somos.

Y mientras uno degusta el tan preciado café, no queda más remedio que girar de vez en cuando la cabeza hacia la pantalla de televisión en la que también de forma repetitiva todos los días ponen el mismo programa y casi con las mismas noticias que los demás días. Noticias que por cierto siempre están motivadas por tragedias  y catástrofes. Inclusive las referidas a la política, que para mí también son trágicas y catastróficas por sus protagonistas y actuaciones.
Y en estas estábamos hace tres amaneceres, cuando en franja inferior de la pantalla leo un titular que me dejó perplejo y con cierto miedo en el cuerpo. Decía así: "Subida de temperaturas por una nueva ola de calor. 27 provincias en alerta". 

De repente un miedo irrefrenable se apoderó de mí, la taza del café temblaba en mis manos y yo casi me caigo de la banqueta del susto que me dio la noticia.
Me quedé paralizado, intentando digerir el titular y tratando de entender cómo era noticia que en pleno mes de julio viniera una ola de calor. Eso no era normal.  
Y entonces mentalmente y casi sin querer, mi mente retrocedió a los años de infancia - juventud y recordé que mis padres en invierno me abrigaban lo que podían porque era la época del frío. Y en verano, nos llevaban a la piscina, nos compraban helados y nos daban refrescos para mitigar la sed y el calor.

En esa época, cuando empezaba la televisión en colores, había una figura que era "el hombre del tiempo", que con la ayuda de una simple pizarra y un paquete de tizas de colores te hacía una previsión, más o menos certera de la situación venidera. En ningún caso vi a ese personaje dar un notición porque en verano se acercaba una ola de calor que haría subir el mercurio hasta más de los cuarenta graditos. Porque en esa época, en este bendito país, como en tantos otros de la misma latitud, lo normal es que en verano haga calor y en invierno frío. Lo contrario sí sería noticia: por ejemplo, que en pleno mes de diciembre viniera una ola de calor procedente del sáhara.......y que estuviéramos en Navidad a 25 o 30 grados y los muñecos de nieve fueran de agua derretida.

Ahora lo normal de toda la vida se convierte en extraordinario para llamar la atención de los espectadores y radio oyentes, ya que el resto de la información, como he dicho, es repetitiva y aburrida. Se trata de hacer de la normalidad un fenómeno extraño y poder rellenar unos espacios que cada vez se alargan más. En otra época, con cinco minutos bastaban para hacer el pronóstico del tiempo, pero ahora es como asistir a una clase de meteorología y física cuántica completa con la colaboración de los espectadores, que envían sus fotografías con la ansiedad de que las reproduzcan 3 segundos.

De ahí que tonto será el que no entienda de fenómenos atmosféricos a un nivel bastante alto.
El próximo lunes seguiré atento a los titulares matutinos por si todo vuelve a normalidad y recuperamos las frías temperaturas habituales en  esta época. Y  las consultas de los psiquiatras de cabecera llenas....

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