viernes, 24 de noviembre de 2017

Bambalina y Alejandro Casona

Eran los años finales de la década de los setenta y los primeros de los ochenta cuando una pareja de amantes del teatro  consiguieron introducir el gusanillo de tan noble arte en los corazones de un grupo de jóvenes ansiosos por sacar a la luz sus cualidades y talentos y servir de método de expresión de los sentimientos que llevaban dentro. 

Un manojo de alumnos del Instituto Eijo y Garay nos agrupabámos en torno a Antonio y Maria Luisa para dejar que ellos, padres de alumnos también, consiguieran ilusionarnos en los horarios extra lectivos.
Y poco a poco, con dedicación y esmero, como padres nuestros que eran también, hicieron posible la creación de un grupo teatral quejó huella dentro y fuera del propio instituto.
Su amor por el teatro les venía de su juventud, en la que ya habían hecho sus tareas en diferentes grupos.
Y así, casi sin quererlo, como un juego para pasar los ratos, nació el grupo Bambalina. Para demostrar a todos que los alumnos éramos capaces de algo más que aprobar o suspender literatura o matemáticas.

Es cierto que entre nosotros había de todo, buenos estudiantes y menos aplicados, pero compartíamos la ilusión de hacer teatro. Ese grupo se caracterizó por la puesta en escena de obras de autores españoles en su mayoría. Ahí estaban presentes las obras de López Rubio, Mihura, Jardiel Poncela, Casona y demás dramaturgos. 

De todos ellos, el que más recuerdo, quizá por los mensajes y moralejas de sus obras, es mi amigo Alejandro Rodríguez Álvarez, más conocido por Alejandro Casona, profesor de literatura y escritor de la generación del 27.
Algo tienen sus obras que dejan un poso de melancolía y romanticismo a modo de moraleja. Por ello y habiendo constatado que en su pueblo natal de Besullo (Asturias) su recuerdo es casi inapreciable, quiero rendir un pequeño homenaje a este autor que siempre me llegó muy dentro. 
Este verano tuve la ocasión de visitar su aldea y comprobar cómo le tienen hasta cierto punto olvidado. De su casa natal no queda más que un trozo de la fachada, y como historia, sólo hay un pequeño centro de interpretación que lleva su nombre pero que tan sólo abre 1 día a la semana. Desde luego llegar hasta allí no es muy fácil que se diga, ya que está perdido en las montañas, pero la decepción de no acertar con el día de visitas es fácil de comprender. 

Las obras de Alejandro fueron representadas por Bambalina en bastantes ocasiones, tanto dentro del Instituto como fuera. Y ahí estábamos todos, cada uno en su puesto, haciendo realidad los ambientes en los que cada pieza se desarrollaba. Indudablemente los mayores éxitos eran para los que salían a interpretar los delicados papeles de cada obra, pero detrás de ellos, y para que todo fuera posible, estaba un grupo de amigos que contribuían a que todo saliera como debía.
Movíamos paneles, enganchábamos cables y luces, colocábamos el mobiliario y hacíamos de cada representación una sesión inolvidable.

Pero si todo ello se hizo realidad fue gracias al entusiasmo, dedicación y entrega de Antonio y María Luisa. Todo mi agradecimiento y cariño a ellos desde aquí y hasta el cielo.

sábado, 14 de octubre de 2017

La voz de la tranquilidad

Hace tiempo que el alma me susurra que debo escribir, volcar lo va por dentro. Y a fe que es mucho, la verdad. Pero por otro lado hay otra vocecilla que dice "Cállate, no es momento".

Los últimos acontecimientos ocurridos y por ocurrir en mi país natal hacen que mi sangre se altere y sienta un enorme desasosiego producido por la impotencia de no saber qué hacer al respecto. Cómo soltar la rabia que me inunda y la tristeza que produce ver tanto ignorante arrastrado por las calles a la primera consigna que oyen dada por el manipulador de turno sin escrúpulo alguno. Incluso se atreven a involucrar a las criaturas más indefensas y a las que deberían proteger por encima de todo.

Pero al margen de las manifestaciones a favor de romper la convivencia entre paisanos, más allá del odio que se ha generado durante años en parte de la población del nordeste, hay otras noticias que me hacen sentir que estoy vivo y que vibro de emociones por todos los poros de mi piel. 

Hace escasos días un personaje al que admiro desde mi juventud ha cruzado la frontera y se ha fundido con la" luz". Este amigo siempre estuvo alrededor mío con sus canciones de corte intimista, y ahora me deja todas sus grabaciones para que las guarde como si fueran un tesoro. Don Williams llegó a mi cuando tenía alrededor de 18 años y hasta su final me ha acompañado en innumerables ocasiones.

Ahora, mientras escribo en esta tarde otoñal está sonando "casualmente" uno de sus últimos discos en directo. Pero dado que las casualidades no existen, he de matizar que ha sido su cálida y grave voz la que me ha incitado a plasmar estas líneas.
En un momento he recordado épocas de mi juventud a través de su música. He viajado mentalmente a momentos pasados y me he emocionado como entonces. Y he revivido intensamente escenas de mi vida sólo con escuchar su melodía.

Cuando oí por primera vez la guitarra que daba inicio a "I believe in you" supe que quien estaba detrás de tan hermosa canción tendría mi reconocimiento para siempre. Inmediatamente localicé el vinilo que la incluía y que aún conservo, junto a la copia digital adquirida posteriormente. Este cantautor que tantos momentos de tranquilidad me ha aportado ha sembrado en mí una semilla que con el tiempo va creciendo despacito. La semilla de la tranquilidad. La que hace que en momentos convulsos y de agitación como estos te haga reflexionar a través de sus letras tiernas.

Aún escucho en mi mente la emisora de las fuerzas aéreas americanas de la base de Torrejón, cuando los sábados y domingos de entonces emitían el programa "American Country Countdown" y yo me pegaba al sintonizador para escuchar la mejor música country. Y nunca faltaba alguna canción de Don Williams.

Desde entonces y hasta ahora, y de ahora en adelante, seguiré llenando mi interior con su música. La que me transporta a un universo único para mí. La que me inunda de emoción y a veces de lágrimas. Pero la que disfruto como nadie. 

martes, 22 de agosto de 2017

Qué pronto se nos ve el plumero .......

Desde arriba y a larga distancia, si alguien nos observa verá que somos los de siempre, los mismos españolitos de toda la vida con nuestros complejos y tonterías de toda la vida.

Había empezado este tórrido mes y las vacaciones se acariciaban con la mano, como alguien que está deseoso de llegar a la meta para echar un buen trago de agua que repare su cansancio. Y nada más empezar, dadas las fechas, nos alejamos una noche hacia las afueras de Madrid para contemplar el cielo nocturno que sobrecoge por su inmensidad, sobre todo cuando se observa fuera de la luminosidad de la ciudad. El tapiz de fondo es más oscuro y por tanto los puntitos brillantes a modo de estrellas se ven con más nitidez. Ahí estábamos, mirando hacia arriba en espera de que alguna micro-partícula del Swift Tuttle atravesara nuestras cabezas y así pedir un deseo cual niños inocentes de corazón puro.
Y se dejaron ver, claro que sí. Bastantes más de las que uno esperaba, ya que otras veces pones mucho interés y no te llevas ni un triste recuerdo. Y cuando estábamos cansados de inclinar el cuello decidimos dar por finalizada la película espacial hasta la próxima ocasión.

Y así llegamos al miércoles fatídico y nefasto. Otro más como desde hace años. Estábamos relajados viendo que este año las tragedias veraniegas nos daban un respiro, cuando de repente nos sorprendemos con el último capítulo terrorista, esta vez en territorio nacional. Algo que era de suponer desde hace años pero que nunca creemos que llegará, muchas veces por nuestro orgullo y soberbia. Aquí siempre hacemos las cosas mejor que en otros países y por eso estamos a salvo de todo.
Pero va a ser que no, que ni hacemos las cosas también ni estamos a salvo de nada, y menos de atentados tan simples y letales como el de Barcelona.
Las Ramblas, zona de flores por excelencia en la capital catalana, parte de esta España a punto de reventar, se convirtió en un cementerio provisional por culpa de los locos del mal llamado estado islámico.
Ya habíamos tenido antecedentes en Niza, Londres y Bruselas y nos creíamos libres de estos fanáticos, cuando en realidad los tenemos metidos hasta la médula en nuestra piel torera.
Y a media tarde, sin esperarlos, 13 cadáveres aparecieron esparcidos por tan noble avenida por la que tantas veces hemos transitado anteriormente. Sin embargo, había hechos acaecidos el día anterior en la provincia contigua que deberían haber levantado sospechas de lo que se podía venir encima. Pero no, nosotros estábamos y seguimos estando enfrascados en nuestras miserias independentistas y no estamos para eso. Si ha de llegar ya lo veremos y nos lamentaremos. Y dando gracias de que sólo haya habido las víctimas que se han contabilizado y los heridos en los hospitales, ya que si el plan original de los asesinos no se frustra en la explosión previa, la matanza habría alcanzado magnitudes muy superiores.
En un primer momento, y como un espejismo digno de asombro, la reacción de condena de las fuerzas políticas fue unánime, lo que hacía pensar que a lo mejor alguien había sido iluminado y había abandonado su miserable interés particular. Y esa actitud duró lo que duran los tres días de luto oficial
. Una vez concluidos, las cosas han vuelto a su peor sitio y los malos dirigentes catalanes han recuperado su afán de protagonismo a costa de las víctimas. Se arrogan todos los méritos de capturar a los terroristas ignorando al resto de fuerzas policiales de ámbito estatal. Ahora llegan las amenazas de no participar en la manifestación del próximo sábado si aparecen representantes del Estado o del gobierno. Hay hasta codazos por mantenerse lo más alejados posible de cualquier representante nacional, ya que como todos sabemos no son bien recibidos en tan noble territorio.
O sea que ni siquiera han recibido sepultura los inocentes de la matanza y ya están todos a la gresca, actitud habitual todos los días del año. No tienen ni siquiera la vergüenza de disimular cuando estamos en el foco de todos los medios internacionales. Por desgracia, fuera de nuestras fronteras nos conocen y saben que nunca seremos un país serio. Que sólo vamos a lo nuestro y que se nos ve el plumero desde bastante lejos.
Por suerte también saben que no todos somos de igual calaña, que son menos de lo que aparentan pero que hacen más ruido aparente a base de manipular la información y los medios y de aparecer como protagonistas de todo, aunque sea de un atentado terrorista.
A las estrellas fugaces que siguen dando vueltas por ahí arriba pido cual niño pequeño que se lleven a su paso a toda esta banda de impresentables y miserables que nunca debieran haber llegado a los puestos a los que se han apalancado para vivir de todos nosotros. Pero ojito al parche, si están ahí es porque hay alguien que los ha elegido, o no, y algunos con más responsabilidad hacen dejación de funciones siendo representantes de todos nosotros. Desde mi humilde posición me uno al dolor de todos los afectados y destapo una caja de flores verdes en favor de la vida.

domingo, 30 de julio de 2017

Vida inteligente fuera de aquí


En esta calurosa tarde de finales de julio, previa al éxodo masivo de ciudadanos en busca de algún lugar en el que el termómetro tenga el mercurio un poco más bajo de lo habitual, y revisando la ingente cantidad de fotografías almacenadas en diferentes discos, me he parado ante algunas que hacen que mi cabeza se traslade a mundos diferentes. Y sin querer me he tropezado con las instantáneas disparadas en el Centro de la Nasa en las afueras de Madrid. Desde esta estación espacial se siguió hace bastantes años el aterrizaje del primer hombre en la luna, según versión oficial, claro. Jesús Hermida, que tanto encantaba a mi padre narraba con entusiasmo y emoción la bajada del primer ser humano al suelo de un cuerpo estelar distinto al que pisamos a diario. Neil Armstrong dejó una huella para la historia.  

De siempre me ha fascinado la ciencia espacial así como los misterios que esconde nuestro universo. Un Universo por el que la multitud de seres humanos vagamos diariamente y sin parar de dar vueltas montados en nuestra peonza terrestre. En este azul planeta hay científicos obsesionados por la conquista de nuevos mundos y desesperados por encontrar el mínimo atisbo de vida más allá de nuestros límites terrestres. De momento no se han encontrado más que ligeras muestras de elementos que hacen presumir que en un futuro se halle alguna prueba de vida. Si bien no tiene por qué ser como nosotros la conocemos.

Por otro lado, y pese a que los gobiernos de todo el mundo lo nieguen, parece que hay pruebas de que seres de otros planetas nos han visitado con regularidad, y cuyos restos han sido bien custodiados por los que mandan hasta que llegue el día de comunicarlo a la población mundial. Los avistamientos de objetos en el cielo, que hacen maniobras imposibles  a todas luces han sido una constante desde aquel mítico año de 1947. Pero seguro que todo esto no empezó en aquella fecha sino muchísimo antes. Ya en la Biblia y muchos más textos históricos se describen situaciones parecidas si bien expresadas de acuerdo a la época y el contexto cultural del momento y país. Cada civilización lo ha expresado de una manera distinta, pero la esencia de los hechos es la misma. En todas las épocas el hombre se ha sentido atraído por saber qué habría por encima de sus cabezas, en esa oscuridad infinita sin límites que cada noche vuelve a nuestras vidas. Y en ese afán de saber, la imaginación comienza a vagabundear y a construir realidades inexistentes. ¿Cómo serán los seres de otros planetas? Parecidos a nosotros o con cuernos enormes..... Con cabezas sobre-dimensionadas, largos brazos colgantes y ojos achinados.... El poder de imaginar no tiene límite alguno y todo lo que creamos que existe podemos hacerlo realidad en nuestras mentes.

Yo me confieso convencido que ha de haber vida más allá de la conocida en nuestra tierra, y sólo me baso en la lógica. Si alguien superior creó nuestra humanidad, parece sensato pensar que no seamos los únicos elegidos y privilegiados. Y también estoy convencido que hay seres que se manifiestan de múltiples maneras a nuestros ojos, aunque normalmente no es fácil reconocerlos. Es muy probable que habitantes de otros planetas ya estén aquí desde tiempos inmemoriales disfrazados de humanitos, observándonos con estupor y perplejidad. Y no es para menos. Si yo fuera uno de ellos también estaría sorprendido y alucinado con nuestros comportamientos. Todas nuestras actuaciones serían dignas de estudio por entidades "superiores" a las que no les sería fácil en absoluto encontrar motivo para ellas. Y es que el ser humano de hoy no se rige por la lógica ni por la ética. Tan sólo por impulsos de corte egoísta, amoral y ansias de poder insaciable. Y para conseguirlo utilizamos todos los medios a nuestro alcance. Es verdad que la ciencia y la tecnología avanza a pasos agigantados y que en general la humanidad ha evolucionado, aunque no siempre para bien. Los inventos con noble propósito siempre se han convertido en nuestras propias armas de destrucción. Los valores innatos a nuestra especie se han visto en muchos casos invertidos y el sentido del bien y el mal pierden su orientación y se dan la vuelta. Hoy en día, y siempre por nuestro bien, claro, se cometen todo tipo de atrocidades, mal justificadas y sin saber cuál es el propósito final. Se nos convence de lo que interesa a algunos y nosotros caemos en la trampa de forma irremediable. Se nos contenta con una dosis de consumismo mal entendido y ya somos felices en nuestra ignorancia. Sé que no es fácil no caer en la rampa pues las zanahorias que nos ponen parecen bastante atractivas.

Pero si por un instante fuéramos capaces de abstraernos de la aparente realidad, quedarnos en silencio y simplemente observar qué sucede a nuestro alrededor, libre la mente de toda influencia externa, a lo mejor seríamos conscientes de la auténtica realidad. La que nos ocultan y no quieren que veamos, pues descubriríamos lo que no no les interesa y tomaríamos conciencia de la constante manipulación a la que a todas horas somos sometidos. En el trabajo, en el tiempo de familia, de ocio... Todo está preparado y organizado para montar una sociedad alienante que no piense y que se contente con ciertas prebendas de corte material, por supuesto. Nos tienen tomada la medida y saben cómo contentarnos. 

Ahora que viene una temporada de relax para la mayoría sería un buen momento para aprovechar la oportunidad de reflexionar a título individual o colectivo. Cada uno como mejor prefiera, pero parar por un tiempo y desconectar de la rutinaria rutina. Cerrar los ojos, tumbados en una hamaca en la playa o debajo de un pino en el pueblo de nuestros ancestros. Respirar profundamente y dejar que nuestra mente analice y repase nuestra vida vida cotidiana. Cada acto que realizamos sin pensar.
Probablemente si dedicamos algunos minutos al día a interiorizarnos, descubrimos que podemos cambiar algo. Es tarea ardua pues las tentaciones son muy fuertes, pero con dedicación y convencimiento todo es posible. Así estaríamos más cerca de poder entendernos con otros seres "inteligentes", que haberlos seguro que los hay y están esperando el momento.

sábado, 15 de julio de 2017

Titulares de espanto

Como toda persona civilizada del siglo XXI soy un animal de costumbres que diariamente se somete a una serie de rutinas establecidas de antemano y difíciles de abandonar, aunque en el fondo estaría deseándolo.
Bien, pues entre ellas, tengo la de tomar un cafetito a primera hora de la mañana, antes de entrar a trabajar, en la misma cafetería y casi siempre sentado en la misma banqueta de la barra. Las camareras, que también son de costumbres y rutinarias como yo, sin preguntar ya saben lo que tienen que poner, por lo que ahorramos en palabras inútiles un montón de energías que algún día nos pueden hacer falta. Tan solo nos damos los buenos días como personas bien educadas que somos.

Y mientras uno degusta el tan preciado café, no queda más remedio que girar de vez en cuando la cabeza hacia la pantalla de televisión en la que también de forma repetitiva todos los días ponen el mismo programa y casi con las mismas noticias que los demás días. Noticias que por cierto siempre están motivadas por tragedias  y catástrofes. Inclusive las referidas a la política, que para mí también son trágicas y catastróficas por sus protagonistas y actuaciones.
Y en estas estábamos hace tres amaneceres, cuando en franja inferior de la pantalla leo un titular que me dejó perplejo y con cierto miedo en el cuerpo. Decía así: "Subida de temperaturas por una nueva ola de calor. 27 provincias en alerta". 

De repente un miedo irrefrenable se apoderó de mí, la taza del café temblaba en mis manos y yo casi me caigo de la banqueta del susto que me dio la noticia.
Me quedé paralizado, intentando digerir el titular y tratando de entender cómo era noticia que en pleno mes de julio viniera una ola de calor. Eso no era normal.  
Y entonces mentalmente y casi sin querer, mi mente retrocedió a los años de infancia - juventud y recordé que mis padres en invierno me abrigaban lo que podían porque era la época del frío. Y en verano, nos llevaban a la piscina, nos compraban helados y nos daban refrescos para mitigar la sed y el calor.

En esa época, cuando empezaba la televisión en colores, había una figura que era "el hombre del tiempo", que con la ayuda de una simple pizarra y un paquete de tizas de colores te hacía una previsión, más o menos certera de la situación venidera. En ningún caso vi a ese personaje dar un notición porque en verano se acercaba una ola de calor que haría subir el mercurio hasta más de los cuarenta graditos. Porque en esa época, en este bendito país, como en tantos otros de la misma latitud, lo normal es que en verano haga calor y en invierno frío. Lo contrario sí sería noticia: por ejemplo, que en pleno mes de diciembre viniera una ola de calor procedente del sáhara.......y que estuviéramos en Navidad a 25 o 30 grados y los muñecos de nieve fueran de agua derretida.

Ahora lo normal de toda la vida se convierte en extraordinario para llamar la atención de los espectadores y radio oyentes, ya que el resto de la información, como he dicho, es repetitiva y aburrida. Se trata de hacer de la normalidad un fenómeno extraño y poder rellenar unos espacios que cada vez se alargan más. En otra época, con cinco minutos bastaban para hacer el pronóstico del tiempo, pero ahora es como asistir a una clase de meteorología y física cuántica completa con la colaboración de los espectadores, que envían sus fotografías con la ansiedad de que las reproduzcan 3 segundos.

De ahí que tonto será el que no entienda de fenómenos atmosféricos a un nivel bastante alto.
El próximo lunes seguiré atento a los titulares matutinos por si todo vuelve a normalidad y recuperamos las frías temperaturas habituales en  esta época. Y  las consultas de los psiquiatras de cabecera llenas....

sábado, 3 de junio de 2017

Al fin, la luz


La idea me venía rondando la cabeza desde hace aproximadamente un año. Me refiero a la de publicar un libro con todo el material vertido en este blog. Una voz oculta en mi interior me estaba diciendo que no podía limitarme a escribir en una página de internet solamente. Que debía dar un paso más adelante y plasmar en soporte papel, a la forma tradicional, lo escrito en una pantalla.

Tras darle unas cuantas vueltas a la idea, y esperando completar un mínimo de páginas y textos como para que la edición impresa tuviera más sentido, al fin ha visto la luz el libro que tanta ilusión me hacía publicar.

Sé que pertenezco a una generación que nació con los primeros avances informáticos y que poco a poco con esfuerzo y curiosidad nos hemos introducido a fondo en el mundo tecnológico. La vida ha cambiado radicalmente desde la irrupción de la informática en los aspectos más básicos y cotidianos de nuestra existencia. Y, lejos de quedarme anclado en un pasado analógico, siempre he sentido atracción por las nuevas formas de comunicación. Yo, personalmente he llegado a un punto tal en que no sabría vivir el día a día sin la tecnología que nos rodea. He pasado en un abrir y cerrar de ojos a tener colecciones enteras de revistas a poder descargarlas mensualmente en una tablet o en el pc de casa y poder leerlas cuando quiera, donde quiera y como quiera sin tener que utilizar espacio físico de almacenamiento. Ahora todo es digital, una compleja combinación de ceros y unos que transforman lo impreso en papel para que podamos disfrutarlo en una pantalla de cristal. Con la misma o superior calidad y con la posibilidad de ajustar el tamaño de la letra a tu gusto.

Pero cuando se trata, como es mi caso, de querer dejar una huella tangible de mi paso por este mundo, tengo que reconocer que nada como un libro de papel que puedas sostener en tus manos. Sentir el tacto de la cubierta y el placer de pasar las páginas con los dedos es una sensación que no me resistía a desechar. Tras varios meses puliendo textos, corrigiendo y eliminando párrafos y palabras, en abril de 2017 he conseguido materializar mi sueño. Publicar un libro propio, con el título de este blog: Espacio Magasa". El proyecto ha sido posible gracias a @ediciones ende sin cuyo asesoramiento  profesional y atención personalizada en todo momento no se hubiera materializado.

Ahora estoy bajo los primeros efectos y reacciones de los que ya han disfrutado de su lectura y realmente estoy sorprendido por los comentarios. Quizá lo que más me haya gustado de ellos es que a través de lo escrito me conocerán más a fondo y no de la forma superficial en que parece que nos conocemos todos. Es probable que quien me ha hecho este comentario tenga razón, ya que nada como expresar tus ideas y pensamientos más íntimos para conocerte de verdad.

A todos los que de una manera u otra han colaborado a que este hijo mío naciera les estoy profundamente agradecido. Está claro que en esta vida, tus sueños pueden hacerse realidad. Al menos en mi caso. Continuaremos en el proyecto y quién sabe si en un futuro "Espacio Magasa" tendrá una segunda parte.... Otro reto y otra ilusión por cumplir.







sábado, 25 de marzo de 2017

¿Alguien ha visto mi brújula?

Hace tiempo que lo vengo observando y me he tomado mi tiempo para escribirlo. Hace tiempo que me siento fuera de este mundo, y más concretamente de este país, si así puede llamarse al territorio en el que nací con ilusión hace tiempo y al que he visto transformarse poco a poco. Hasta hace unos años, en los que la transformación ha pasado de ser en una dirección hacia adelante para darse la vuelta como una atracción de feria y poner todo patas abajo.

Y digo bien, patas abajo porque no reconozco éste país como mío. O a lo mejor es que yo he evoluciono más despacio y me he quedado muy atrás, que será lo más probable.
Y es que hace años, por ejemplo una persona cometía un delito y nada más ser descubierto por la autoridad competente, que para eso estaba, era juzgado y se le imponía la correspondiente pena, bien monetaria bien de entrar en la trena.
Pero claro, el mundo evoluciona y lo que antes me parecía lógico y de acuerdo al más mínimo sentido común, ahora ya no lo es. Ahora lo que se lleva es delinquir tranquilamente y sin horizonte judicial a la vista, ya que la justicia cada vez es más lenta e ilógica. Según seas persona de alta cuna o un miserable mortal de a pie, así serás tratado por la moderna sociedad de consumo. Si eres un despilfarrador nato del erario público no pasa nada, ya que se trata de tenerte contento y por ello no pagarás pena alguna. Es más, ni siquiera dimitirás de tu cargo ya que eso estaría mal visto. Pues hasta ahí podíamos llegar, por Dios….

Antes, los padres, eran padres y no se les llamaba progenitores con letra. Y además en la familia había un padre, una madre y los hijos… Y en bastantes casos, la abuela, que para alguno de los cónyuges siempre era la dichosa suegra…. Pero todo esto entraba dentro lo conocido como normalidad y todos lo asumíamos sin rechistar. Porque antes, los padres tenían autoridad, cosa que han perdido con el paso del tiempo. Ahora, ni son padres, sino progenitores alfabéticos, ni tienen mando en plaza sobre sus descendientes o adoptados. Qué es eso de que un padre o una madre reprendan a su hijo por hacer algo mal… No hombre , nooooo.. El niño es ahora quien tiene la sartén por el mango y más les vale a los mayores no pasarse ni un pelo con él o con ella porque automáticamente serán denunciados ante la autoridad. Pues sólo faltaba eso, coño. Que un padre intentara educar a su hijo y le quisiera aconsejar para el día de mañana era tarea diaria y simple. Sólo había que tener respeto a la edad y punto-

Pero ahora, que ha llegado la libertad de “expresión” y de tantas otras cosas, la situación se vuelve boca abajo y son los padres los que deben tener respeto a los hijos, en este caso por minoría de edad, claro y obedecerles calladitos no vaya a ser que se subleven y la líen.

Y así pasa en todos los demás órdenes de la vida; que se han dado la vuelta de 180 grados y no hay quien lo pare. Ahora todo es justo al revés. Si entras en el autobús, lo normal es correr para quitarle el sitio a ese anciano que padece de las piernas y no aguanta de pie.

Antes, los coches llevaban intermitentes, esas luces a los lados que se encendían “ahora sí, ahora no” para señalizar una maniobra de adelantamiento al resto de vehículos. Con la evolución, y aunque me consta que los fabricantes de automóviles se empeñan en hacerlos más grandes, su esfuerzo es en vano, ya que el conductor moderno, joven o madurito, ha decidido que el que conduce es él y que nadie le tiene que decir lo que tiene que hacer. Ni siquiera el código de circulación, que sólo vale para extraer las preguntas del examen para el carnet…. La conducción moderna en las grandes ciudades se ha convertido en una competición para ver quién es más imbécil y quién hace más burradas en el menor lapsus de tiempo. Y por supuesto, todo esto obedece a dos típicos complejos: el de inferioridad y el de superioridad. En el primero encajan los que no pueden cambiar de tartana pero quieren seguir siendo igual que los demás, y claro, presumen de cascajo como si tuvieran el último modelo de carreras. No quieren ser o parecer menos y hacen todo lo posible por quedar a la altura. Acelerones bruscos y frenadas repentinas como si del gran premio de algún país se tratara.
Y por el otro lado, los que tienen coches modernos de última generación con todos los avances posibles, menos el de la cabeza del conductor, que ese solo corresponde a él. Y como llevan los últimos modelos pues han de demostrarlo y enseñárselos a todos los demás conductores haciendo gala de las proezas de las que son capaces tales máquinas. Si alguien supervisa desde el aire una carretera de una gran ciudad a cualquier hora del día, comprobará cómo la serpiente de vehículos crece y se encoje por segundos, lo que es indicativo de cómo funcionamos los humanos…. A golpes de ímpetu… Ahora acelero, ahora paro en seco… Y el que venga detrás que arree…

Y así con todo. Antes el que cometía un crimen era por lo general el asesino, pero ahora no. O al menos yo no estoy seguro. Ahora lo más normal es preguntarle al autor de la fechoría si ha sido él, aun cuando las pruebas conduzcan a ello. Y si dice que no, pues habrá que preguntarle a la víctima por qué estaba en ese justo momento en ese sitio precisamente. Y si no tiene justificación, será culpable de lo que le haya pasado. Ni más ni menos.
Y cuando alguien te pregunta por un tema determinado lo lógico es contestar una estupidez que nada tiene que ver, reacción también normal dados los tiempos que corren. Por eso y por tantísimas cosas más que no caben en estas páginas, necesito que alguien me regale urgentemente una brújula que me sirva de ayuda en la orientación de mi vida diaria, ya que pienso que si la mayoría van en sentido contrario será porque el que va al revés soy yo, evidentemente… O no, claro…
    Ale, a dormir una horita menos a ver si así las neuronas se ponen en su sitio.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Las penurias de las Low Cost

Desde pequeño ya devoraba los libros de Richard Bach, padre de Juan Salvador Gaviota y piloto freelance, cuyas aventuras a bordo de un biplano me trasladaban a un mundo idílico en el que predominaban las verdes praderas de Illinois y la libertad que el vuelo proporciona a sus entusiastas.
Desde entonces siempre he esperado la primera ocasión de levantarme del suelo y ver la tierra desde otra perspectiva. Y desde la primera vez siempre he sido un fanático de tan moderno medio de transporte. De hecho más de un viajecito hemos hecho con los puntos regalo otorgados como premio a la fidelidad de buen cliente. Muchas horas de vuelo a las espaldas, pero como pasajero, claro está y muchas horas de disfrute desde las alturas. Hasta algún que otro tambaleo preocupante y algún aterrizaje cual hoja de árbol cayendo a merced del viento. Pero con todo, volar es para mí una gozada, una satisfacción más que placentera.

Hace unos años que con motivo de la competencia ferroviaria he dejado de utilizar el habitáculo alado para los desplazamientos, si bien, el ave que no levanta el vuelo aún no llega a todos los puntos del país.

Por tanto, hace unas semanas tuve que volver a sumar puntos en la tarjeta de turno y desplazarme a Santiago de Compostela. 
La aventura comenzó a primera hora de la mañana en la terminal más grande de entre las grandes. Desde los desgraciados atentados del 11-S todos los países han incrementado las medidas de seguridad en sus aeropuertos por miedo a que se repita la masacre.  Hemos pasado, ¿por nuestra seguridad? de ser clientes a ser sospechosos de terrorismo.
Y claro, toda medida de seguridad implica perjuicios para los afectados.
Ya llegar a encontrar el control de acceso cuesta un poco al tener que recorrer la mitad de las instalaciones hasta alcanzar los escáneres de turno. Pero ¿OJO!, no crea nadie que va a pasar por debajo del arco así a la ligera como si fuera de paseo.... De eso nada, monada...

El día de marras yo sólo llevaba una bolsa de mano con los papeles del trabajo y una tablet para entretenimiento. Bien,  pues pasar el escáner supuso que me descalzara y me pusiera unos plásticos resbaladizos en los pies, que vaciara casi al completo la bolsa de mano, que sacara de mis bolsillos todo objeto metálico o susceptible de pitido y lo pusiera en una bandeja, junto con el cinturón que sujetaban mis pantalones. El empleado de turno, no contento con ello, hizo que pusiera la tablet en una bandeja aparte, con lo cual al llegar al arco iba yo con 2 bandejas y la bolsa en las manos escurriéndome a punto de caer al suelo. O sea, como un cliente VIP, vamos.

Tras pasar el arco detector me afané en reconstruirme por completo y quedar como cuando entré en el aeropuerto pero muchísimo más cabreado, lógicamente.

Pasado el mal trago anterior, me esperaba el siguiente, que consistía en encontrar el panel informativo con la puerta de embarque y la hora entre todos los comercios que llenan los inútiles espacios de una terminal completamente ineficaz. Una vez había logrado averiguar en qué puerta debía situarme, me puse a hacer maratón por las instalaciones hasta alcanzarla en un tiempo record, ya que según los paneles el vuelo estaba embarcando....
Mi gozo en un pozo. Asfixiado de la carrera y del cabreo que llevaba contemplé cómo la puerta estaba vacía y nadie había empezado a subir a la aeronave. Aún hubo que esperar media horita de nada mirando al tendido y haciendo cola cada vez que se acercaba una azafata.
Llegó el momento de subir a bordo y la siguiente sorpresa se tropezó de bruces conmigo. Localicé mi asiento fácilmente, pero el problema era acceder a él debido a la estrechez entre las butacas. Evidentemente yo no soy muy grande, pero una vez que me acoplé con esfuerzo es cuando me dí cuenta que aquello no era muy normal.
La mesita plegada del asiento anterior estaba en mis narices, las piernas encogidas y los brazos embutidos para no molestar al vecino del asiento contiguo. Cuando empezó el manido discurso de la azafata es cuando me enteré que el vuelo estaba operado por nuestra compañía de bandera, pero en la versión Low Cost. O sea, las mismas aeronaves de siempre pero con un montón de asientos extras incorporados para que cupiesen más borregos y poder sacarle más partido al vuelo. Y digo bien y adrede lo de borregos porque es así como me sentí durante el trayecto. Como un cerdito en uno de esos camiones que van al matadero sin que los animalitos lo intuyan. Apretado y encogido durante una hora que debería haber sido placentera y que se convirtió en un suplicio. Loquito por desembarcar cuanto antes y volver a recomponer de nuevo y por segunda vez mi figura.

Eso sí, puntualidad suiza... Total, se añaden 20 minutos más a la duración prevista del vuelo y así es fácil presumir de haber llegado antes de la hora  y salir mejor valorado en las auditorias. Un truco más viejo que el diablo y que no palía en absoluto las penurias sufridas antes y durante el recorrido.

Una vergüenza en toda regla mal disfrazada de buen servicio.... Hay que ver cómo cambian las compañías cuando ven que el negocio deja de ser rentable por culpa de otras AVES. Y por supuesto, de Low Cost nada de nada...

Viaje con nosotros ...a mil y un lugar...decían los de la Mondragón..... Pues eso, a volar.....pero en AVE, por favor.



sábado, 4 de febrero de 2017

Preludio de una Gran Noche (The Goya's Awards)

Tonight's the Night, o como en la canción de Raphael " Esta puede ser mi gran noche", es con lo que en cada boletín ¿informativo?, bien de televisión o de radio, nos están bombardeando hoy en forma de adoctrinamiento.
Ni que decir tiene que me refiero a los premios que la academia española del cine entrega a esos llamados actores y" actoras" que a base de salir en las comedias más zafias de la televisión moderna y luego aparecer en alguna película a modo de reclamo, se han convertido en personajes habituales de nuestros ratos de ocio. 
De entrada, y lo siento pero no puedo evitar ser crítico con este tema, no entiendo por qué unos premios cinematográficos deben llevar el nombre de un famoso pintor. Supongo que en la historia de conocida nuestro cine habrá habido alguno con más mérito que los actuales como para dar nombre a un premio sin necesidad de recurrir a artistas de otro género. 

Pero ya sabemos que en este país, en el que buena parte de los que hoy van a presumir en la gala no creen, somos expertos en tergiversarlo todo. Dado que en época del famoso pintor, el cine aún estaba sin inventar, por la misma razón a los premios les podían haber otorgado el nombre de cualquier otro ilustre personaje, como un historiador, un escritor, un músico, o un famoso torero, etc...
¿Se imagina alguien que los premios se llamaran los "Bienvenidas", los "Machados" los "Rodrigos".....? Pues por esa misma razón no entiendo por qué se llaman los "Goyas".
De ahí la cara de nuestro pintor que ya sabía lo que se avecinaría años después.

Vivos o muertos la lista de actores de categoría daría para elegir uno representativo de nuestro cine, pero aquí preferimos copiar las estupideces de fuera, como siempre.

Y para seguir con mi crítica, sinceramente el cine que se hace en España actualmente está lejos de ser de mi gusto, salvo alguna notable producción que siempre hay.

De los que salen en las películas,  al margen de ser millonarios la mayoría de ellos, y sin haber pasado en muchos casos por una escuela de arte dramático, me parecen en general, y salvo honrosas excepciones, unos oportunistas que  se convierten de la noche a la mañana en profesionales del cine y que aprovechan cualquier ocasión y micrófono para reivindicar bajadas de impuestos y hacer proselitismo político a favor de sus ideales. Si la gente en este país no va a a las salas de cine es entre otras cosas, aparte del prohibitivo precio de las entradas, por la mediocre calidad de las películas casi siempre basadas en hechos políticos o pseudo-históricos que quizá poco o nada tienen que ver con las inquietudes de la gente de hoy.

El problema es que no hay inventiva ni imaginación y siempre hay que recurrir a argumentos con notable carga política y escorados hacia el lado sectario al que pertenezca el director de turno con el objetivo de que la película que va a producir se subvencionada de antemano y sin saber cuál será su rentabilidad.  Si el gobierno no otorgase las multimillonarias ayudas que pagamos los contribuyentes, es fácil suponer que habría menos paniaguados comiendo la sopa boba y menos películas zafias. Pero entonces este país no sería España, donde todo se basa en subvenciones arbitrarias con tal de tener a los colectivos de turno de su lado a cambio de votos.
Reconozco que entre los nuestros hay grandes actores y grandes películas que han hecho mover nuestros sentimientos más recónditos, pero sinceramente, en la actualidad esto se prodiga poco.

Y como supongo, esta noche la gala de turno estará cuajada de mensajitos por parte de los protagonistas que se lleven los premios....  Y las televisiones y las emisoras de radio se harán eco de estupideces que nada tienen que ver con el mundo del séptimo arte.

Por tanto, el que quiera tragarse el bodrio de programa sin que se le revuelvan los intestinos que lo haga y que disfrute viendo a aquellos que se auto erigen en representantes del "mundo de la cultura" viven a todo tren y siempre están de moda...... Y luego, los actores de verdad, que los hay y muchos, seguirán actuando de tapadillo en salas pequeñas o apareciendo en documentales anónimos que nunca serán publicitados.
Es lo que tiene esta sociedad moderna y falsa, en la que todo se vende y siempre hay alguien dispuesto a comprarlo..... Bendita hipocresía.