Los que tenemos la suerte de poder madrugar diariamente para
acudir a un puesto de trabajo y llegamos a casa cuando la noche empieza a
darnos la bienvenida, necesitamos, o al menos yo lo necesito, un ratito para
desintoxicarme de las obligaciones diarias y en algunas ocasiones, hacer un
mínimo balance mental de cómo ha transcurrido la jornada. Esa que comienza poco
después de las cinco de la madrugada en mi caso y acaba con el crepúsculo.
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En ese momento especial me
encuentro ahora mismo, dando vueltas a las neuronas que me quedan y que aún funcionan.
Y claro, durante el trayecto a casa, la radio me ¿informa? de casi todo y me
pone un poco al día. Y siempre hay hechos que no dejan de llamarme la atención.
Comenzaré con el manido tema
nacional-independista del nordeste español, que cada día se supera a sí mismo y
ya parece ser una charlotada auténtica. Un vacile sin igual por el “escapado”
echando órdagos a diestro y siniestro, pero eso sí, sin dar la cara donde hay
que darla. Viviendo a cuerpo de rey, con los gastos pagados, posiblemente por
todos nosotros, en un país que no quiere saber nada de él ni de sus peripecias.
El tema es recurrente y todos los
días nos aporta un nuevo y grotesco capítulo al estilo de las mejores
telenovelas. Y sin solución a la vista, claro. Mantenerse en sus trece, dejar
que corra el tiempo y que viva la vida en Bélgica, que pagan los demás. Lo de la investidura virtual ya es anécdota
porque no tiene más recorrido que el de una mala broma que no hace sonreír ni a
su autor.
Pero dejando al margen esta sarta
de idioteces, en Madrid, y puede que en alguna ciudad más, se está pensando en
que los vehículos de más de 10 o doce años acaben siendo prohibidos al tránsito
en el interior de la población debido al exceso de contaminación que lanzan al
aire. Y todo ello se pretende controlar a través de unas pegatinas coloridas
que ha enviado la DGT a ciertos conductores para que la peguen en el
parabrisas. Al parecer, y como yo no he tenido el placer de recibir ninguna no lo
puedo asegurar, indican el nivel de contaminación del vehículo en cuestión en
base a la tecnología utilizada en el año de su fabricación.
Y como siempre pasa, una
auténtica falacia con la que nos quieren mangonear una vez más.
Salvo que alguien demuestre lo
contrario, hay varias marcas que deliberadamente han manipulados las cifras de emisiones
contaminantes de cara a pasar las inspecciones reglamentarias. Entonces la
pregunta es la siguiente: ¿Las pegatinas correspondientes a esos años de
manipulación en la fabricación, valen para algo? Claramente no, ya que si el
parámetro a medir es el año de fabricación, vehículos de 5 añitos pueden estar
contaminando realmente mucho más que uno de diez bien mantenido y con poco
kilometraje.
Ya han sido varios los colectivos
que han levantado la voz en este sentido y que solicitan a la regidora y su ineficaz
equipo que den marcha atrás y cuando decidan legislar en este sentido que lo
hagan basándose en premisas ciertas y no falsas. Si ya de por sí, el que tiene
la suerte de disfrutar de un sueldo normalito para mantener una familia, se las
ve y se las desea para llegar a fin de mes sin pedir nada a la visa u otros
prestamistas televisivos, sólo hace falta que el totalitarismo del poder les
diga que se embarquen cada 10 años en un préstamo para coche nuevo.
Eso sólo se lo pueden permitir algunos
colocados pero la mayoría de los habitantes no. ¿A qué quieren jugar con
nosotros? Los currantes normales bastante tienen con aguantar sus vehículos
hasta que no puedan pagar las averías, o sea, hasta que se caigan a pedazos.
En este país, los precios de los
coches nuevos, cada vez más inteligentes y tecnológicos están a la altura de un
sueldo anual medio. Cualquiera que eche cuentas, verá que no puede afrontar
gastos de esa magnitud cada equis años.
Siempre he pensado que la entrada
en el euro, eso que tanto nos iba a igualar con el resto de la Unión a nosotros
sólo nos ha traído un empobrecimiento brutal, pese a que alguien quiera
demostrarme lo contrario.
Lo que sí se ha puesto a la misma
altura son los precios de los productos de consumo, pero se les olvidó
actualizar los salarios en la misma proporción. Todo se ha desmadrado libremente
y claro ahora nos toca hacer juegos malabares para alcanzar el día del
calendario que nos anuncia una nueva paga.
O sea que cuanto más pasa el
tiempo, los precios suben, los salarios se mantienen o tiran hacia abajo y los
mandatarios nos animan / obligan a que nos endeudemos cada vez un poquito más..
Hasta que la soga nos ahogue del
todo y ya no tengamos que preocuparnos más.
Vaya tela marinera y vaya país el
que nos ha tocado en suerte… Joder, que asco…. Pero al menos nos queda la super
luna azul….