Como si de una inocentada propia del día se tratara, nos enteramos que la antes Ministra de Salud y ahora cajera mayor del Gobierno va a permitir que en breve se vuelva a encontrar tabaco en los quioscos de prensa. Esto no tiene nada de nuevo, ya que hasta hace unos pocos años la misma Ministra se empeñó en lo contrario cuando promulgó la ley de los espacios para fumadores y no fumadores en los establecimientos públicos. Esta medida de gracia, al parecer viene motivada por la caida en las ventas de los periódicos, y lógicamente los quiosqueros están de capa caida. O sea, que como no se vende prensa pues a fumar...
Justamente cuando el Gobierno está preparándonos para la ley antitabaco total, no renuncian a su venta dado el volumen de ingresos que supone para la hacienda pública que pagamos todos. En vez de prohibir completamente la venta de labores y así nos ahorramos todos un montón de pasta (incluidos los hosteleros y demás) y salud, promocionan su venta por doquier y al mismo tiempo prohiben el consumo de lo que han promocionado. La nueva ley no nos va a dejar fumar en ningún espacio público cerrado y con el tiempo si pueden nos lo prohiben hasta en la calle o en nuestra propia casa.
Yo, que soy fumador de puritos y odio los cigarrillos, me paro y digo: Si no se vende prensa será porque a los ciudadanos no les interesa lo que en ella se escribe. Y puestos así, si los periódicos no sirven para lo que están concebidos, pues podrían valer para cortarlos en trocitos y liarlos en forma de cigarrillo. Total, entre fumar papel con amoniaco y otros componentes adictivos y fumar papel con tinta no sé si hay tanta diferencia y con un diario tenemos para muchos paquetes de tabaco. Claro que eso no deja los pingües beneficios económicos de los que la administración está tan falta gracias al tren de despilfarro al que se ha subido. ¿Y a la Ministra esto no le parece una incoherencia supina?
Pues a mí sí. Con toda rotundidad.