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Hablando del viaje, decir que nos ha encantado una zona que a priori no teníamos en la cabeza y que sin embargo guarda tesoros preciosos. Las indicaciones y apuntes del amigo Marce han sido la clave para que el viaje fuera una experiencia muy agradable. Sólo ha sido una semana en Fermoselle y sus alrededores, pero suficiente para conocer los pueblecitos de la comarca sayaguesa, y visitar algunas localidades portuguesas fronterizas. Destacar que lo más impresionante de todo es el cauce del río Duero, que discurre entre cañones que nada tienen que envidiar a los del Colorado. Las vistas son impresionantes, así como poder navegar en catamarán por sus aguas internacionales. No hay que despreciar la riqueza medio ambiental de este Parque Natural que sirve de frontera azul entre dos países peninsulares y en el que se pueden encontrar incluso águilas reales. Desde aquí mi agradecimiento al dueño del Centro de Turismo Rural "El Casino" y su familia, cuya atención ha sido exquisita, y gracias a él hemos podido visitar algunas bodegas excavadas en plena roca. En fin, una delicia de la que nos quedan buenos recuerdos y como siempre, ganas de volver en el futuro.