martes, 24 de agosto de 2010

Regreso al hogar

Tras varias jornadas por tierras zamoranas - concretamente los Arribes del Duero- ya estamos de vuelta a la Capital del Imperio, como decía Garci en la película "Solos en la Madrugada". Está genial salir a conocer las tierras de España, muchas veces desconocidas en detrimento de otros lugares allende las fronteras, pero la sensación de volver al hogar es inenarrable. Te espera tu espacio vital, donde te sientes más a gusto y confortable, y además te recibe tu perra que ha pasado una semana de ausencia pero que no echa nada en cara, al contrario que algunos humanos. Ella y nosotros nos hemos alegrado mutuamente y nos hemos  manifestado mutuamente nuestros sentimientos cada cual a su estilo. Ella moviendo el rabito y lamiéndonos y nosotros con caricias y achuchones, como nuestra pequeña que es.
Hablando del viaje, decir que nos ha encantado una zona que a priori no teníamos en la cabeza y que sin embargo guarda tesoros preciosos. Las indicaciones y apuntes del amigo Marce han sido la clave para que el viaje fuera una experiencia muy agradable. Sólo ha sido una semana en Fermoselle y sus alrededores, pero suficiente para conocer los pueblecitos de la comarca sayaguesa, y visitar algunas localidades portuguesas fronterizas. Destacar que lo más impresionante de todo es el cauce del río Duero, que discurre entre cañones que nada tienen que envidiar a los del Colorado. Las vistas son impresionantes, así como poder navegar en catamarán por sus aguas internacionales. No hay que despreciar la riqueza medio ambiental de este Parque Natural que sirve de frontera azul entre dos países peninsulares y en el que se pueden encontrar incluso águilas reales. Desde aquí mi agradecimiento al dueño del Centro de Turismo Rural "El Casino" y su familia, cuya atención ha sido exquisita, y gracias a él hemos podido visitar algunas bodegas excavadas en plena roca. En fin, una delicia de la que nos quedan buenos recuerdos y como siempre, ganas de volver en el futuro.

jueves, 5 de agosto de 2010

La Visita

Marbella, la ciudad del lujo y muchas veces de la corrupción también, está que no cabe en sí con la visita de cierta dama que ostenta el cargo de primera por ser la esposa del presidente number one. La "dama" ha decidido pasar 4 días en nuestra tierra, ya que al parecer estamos de moda con tanto triunfo futbolero, etc...y toda la localidad, según cuentas las crónicas informativas, se ha rendido a sus pies y se deshace en parabienes con ella. Hasta pusieron alguna pancarta los días anteriores a la llegada, al estilo de "Bienvenido Míster Marshall", la increíble y sabia película de Berlanga, en la que ridiculizaba espectacularmente a los catetos pueblerinos ante una visita americana que nunca se produjo.
No sé exactamente cuantos años han pasado desde entonces, pero al parecer dentro de ciertas personas subsisten ciertos complejos que no son capaces de abandonar. Está bien que visiten nuestro país personalidades de primer rango como la que nos ocupa - el presidente no ha venido, supongo que por no hacerle ningún favor al innombrable - pero debemos aprender a no caer en la mentecatez de arrodillarnos ante su presencia, y comportarnos como gente normal, educada, sensata y culta. 
Parece ser que tiene previsto visitar la Alhambra y algún tablao flamenco en el Sacromonte. Alguien sensato deberá hacerle ver que en España no todo es flamenco, toros y castañuelas. Que somos un país normal y moderno, conocido en muchos lugares del mundo por nuestra cultura, nuestras playas, nuestros monumentos y demás. Por favor, que no se lleve la imagen estúpida de una república bananera, que para eso ya tiene otras más cerca.
Esta visita ha de servir para reactivar el sector del turismo, que buena falta le hace, y de paso la economía.
Así pues, bienvenida sea su llegada y que detrás de ella vengan muchos más americanos y del resto del mundo. España también existe, aunque algunos más alla del atlántico no lo sepan, y además "está de moda", pese al desgobierno que tenemos.

martes, 3 de agosto de 2010

A lo suyo

Reconozco que cuando llega el verano todo el mundo está deseando abandonar sus quehaceres diarios y tomarse unos días de asueto (cada vez menos porque la crisis es la crisis) y largarse a la playa, la montaña o al pueblo de los ancestros a relajarse y olvidarse. Hasta ahí, nada que objetar, que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos.
Aquí, en nuestro país, es habitual que los períodos vacacionales se repartan durante los meses de calor, que es cuando al cuerpo más le apetece no hacer nada. En las empresas existen los turnos de vacaciones como no puede ser de otra forma, pero...y en los negocios privados?....
Aquí tenemos un problema, ya que por ejemplo, los que se dedican a la venta de todo (pan, prensa, etc...) deben entender que en agosto todo el mundo está fuera - nada más lejos de la realidad- y deciden cerrar y dejar sin servicio a los clientes que durante el resto del año les aseguran el sueldo.
Digo esto porque en la capital del sur han cogido la sana costumbre de cerrar los bares, chiringuitos y demás justo cuando la gente tiene tiempo y ganas de salir. Y además ni siquiera se ponen de acuerdo para turnarse. De repente vas tomarte un café a primera hora y te cuesta Dios y ayuda encontrar un sitio abierto. Lo mismo pasa cuando vas a por el pan a la tienda de todos los días. Se han ido de vacaciones y te redirigen a las grandes superficies a por una pistola o chapata.
Y digo yo: ¿es mucho pedir que entre los comerciantes de una zona se pongan de acuerdo para no cerrar todos al mismo tiempo? Los vecinos se lo agradecerían y además siempre tendrían negocio. Alguien debería explicarles que en agosto hay quien trabaja o que aún estando de vacaciones permanecen en su residencia habitual. Debe ser algo copiado de los políticos, que pasan absolutamente del pueblo y van a lo suyo.
Estaría bien que a la vuelta de las vacaciones los habitantes de cada localidad les castigáramos sin comprar, a ver si así lo entendían. Aunque ya se sabe que el español no aprende ni con esas.............

lunes, 2 de agosto de 2010

En NAVARES de AYUSO

Ya han llegado las merecidas y más que deseadas vacaciones anuales para los que aún cotizamos mes a mes como trabajadores en este santo y bendito país en el que el paro está haciendo su agosto, y nunca mejor dicho. Este año, para variar, nos desplazaremos a una zona desconocida para nosotros, de la cual todo el mundo habla cosas bonitas. Será porque son de la tierra, y eso tira mucho, claro. Me refiero a Los Arribes del Duero, extensión que abarca los límites de Zamora y Salamanca con la frontera lusa. Nuestro destino - hogar durante ocho días será Fermoselle, ciudad desde la que nos moveremos en un radio moderado. Como es de suponer haremos el consabido reportaje fotográfico que a la vuelta daremos a conocer en este blog para deleite de los que quieran entrar.
No obstante, antes de iniciar este recorrido quisiera dejar testimonio en esta página de un evento que celebramos no hace mucho tiempo y que creo merece la pena recordar. Hablo de la comida que celebramos en la finca de Chemari en Navares de Ayuso el 19 de junio pasado. Yo no había visitado nunca ese pueblo, y digo pueblo porque según nuestro anfitrión son 4 gatos, eso sí, bien avenidos. Por no tener no tiene más que una barra de bar que recuerda a los antiguos teleclubs de épocas pasadas, y como tal está localizada dentro del edificio consistorial. Según parece, en verano se lo montan en un chiringuito a la vuelta del ayuntamiento. Un lugar abierto al aire y con la correspondiente barbacoa. Parece que allí se reunen todos los habitantes de la aldea, que en verano aumentan como en todos los pueblos de nuestra querida España, y charlan en amigable compañía de las viandas y el vino que sea menester.
Volviendo a la comida citada, decir que tuvimos el honor y el placer de degustar unos corderillos recién asados. En esta ocasión hubo gente del grupo habitual que no pudo asistir por diversas razones, entre otras que la mayoría están jubilados y claro, estaban de vacaciones...........
El ágape discurrió en un ambiente auténticamente fraternal y así lo atestiguan las fotografías del evento.
Nuestro amigo Chemari, al que no vemos tan a menudo como quisiéramos en nuestras reuniones lúdico - festivas puso a nuestra disposición todo lo que tenía para hacer de esa jornada gastronómica un acontecimiento memorable, lleno de paz y amistad entre un grupo de amigos y viejos compañeros de trabajo acompañados de las respectivas señoras. El anfitrión, según me cuentan por ahí, quedó encantado, y los asistentes ya estamos deseando repetir la experiencia, que tan gratificante recuerdo nos ha dejado. Para todos, y en especial para Chemari un abrazo y feliz verano.