domingo, 30 de diciembre de 2018

¿Retro?-Evolución

A estas horas de la noche, cuando acaba de cambiar el día del calendario, alguna vocecilla interior me pide que desgrane algunas palabras sobre un tema que me tiene un tanto obsesionado dese hace años, y que a medida que pasan los días, se acrecienta de manera exponencial. Desde que el hombre existe en la Tierra, y probablemente desde mucho antes, siempre ha sido protagonista de un fenómeno llamado "evolución". Ese término se utiliza para describir el progreso de la humanidad, tanto a nivel individual como colectivo. Evolución significa dar un paso hacia adelante y mejor. Y es indudable, que los avances tecnológicos de hoy en día contribuyen a darle completo sentido y significado a dicho término.
No por ello, como en tantos otros aspectos del desarrollo humano, todo lo más nuevo, lo más moderno y lo recién inventado es mejor que lo anterior. Y me refiero en concreto al tema de la comunicación.
Cuando se inventó el teléfono, aparatito que servía para establecer contacto hablado entre personas a larga distancia, fue un significativo avance. Debió ser increíble oír a través de una bocina la voz de un paisano que emitía desde el otro lado del mapa a cientos o a miles de kilómetros de distancia del que atentamente escuchaba y que al mismo tiempo, en respuesta a aquél, contestaba sus preguntas....
Desde luego que me hubiera gustado estar en aquel momento y vivirlo y disfrutarlo con la admiración que merecía. Pero el hecho de nacer más adelante en la historia hace que nos hayamos perdido momentos inigualables. 
Como decía, la invención del teléfono ha supuesto avances inconmensurables para nuestra sociedad, y lo que pareció un gran invento hace apenas una centena de años se ha quedado obsoleto en cuatro días mal contados.
Aquellas cajas de madera colgadas en la pared del salón pronto pasaron a ser un bien existencial sin el que ya no se podía vivir. Y es que a través de los cablecitos y un poquito de magia, nuestros seres más queridos podían aparecer ante nosotros, aunque sólo fuera a nivel sonoro. Y así, podíamos saber los unos de los otros sin tener que esperar a vernos en persona o mediante las cartas que tanto tardaban en llegar.
Y al igual que el correo, el teléfono, la luz y el agua entre otros son servicios declarados de ámbito universal que cualquier estado ha de garantizar a todos sus habitantes. De ahí que en las mismas calles se instalaran unas cabinas dotadas de una mínima privacidad y un aparato telefónico para que todo aquel que no pudiera permitirse el lujo de tener uno en su propia casa no quedara sin la posibilidad de utilizar el servicio cuando fuera necesario.
Pero como nada se detiene, el teléfono también ha evolucionado a pasos de gigante y ya casi nadie se acuerda de los primeros artilugios. Ahora todo es digital, de dedo y de ceros y unos. La industria de la telefonía móvil ha terminado casi con la de sobremesa. Y también, por qué no reconocerlo, con parte de la comunicación entre nosotros. Antes si necesitabas saber de alguien tenías que hacer el ejercicio de marcar unos números en una rosca agujereada y al poco tiempo oías la voz anhelada al otro lado del tubo, llamado también auricular.
Ahora todo es más fácil.... Desde que la tecnología entró en nuestra vida sin llamar ni pedir permiso, o sea, desde que nos la impusieron disfrazada de no se sabe cuántas ventajas, ya casi no es necesario darle a ningún botón para establecer comunicación con el más acá y el más allá. Basta con pronunciar el nombre de la persona con la queremos hablar y !voilá...!, ahí está de inmediato. Y si queremos verla en tiempo real, pues también. La tecnología no tiene límites, para bien o para mal. Y es cuestión de ver cómo los aparatos modernos van cambiando de forma, utilidad y funcionalidades. Lo que empezó llamándose un teléfono portátil, después fue un móvil y ahora es un smartphone que hace por ti lo que no haría el mejor y más fiel de los mayordomos. Tanto es así que hacen de todo, incluso los hay que sirven incluso para llamar por teléfono. Y es que poco a poco nos han ido introduciendo en un nuevo modelo de comunicación en el que el hecho de comunicarnos es casi lo menos importante. Cualquiera que se precie, niños incluidos, disponen de un terminal "inteligente" que les controla permanentemente y sin el que no pueden pasar ni un  minuto al día. Las redes sociales, las aplicaciones de mensajería instantánea y demás inventos han conseguido trasladarnos a un mundo virtual, no físico, en el que el preciado don de la palabra casi no tiene cabida. Con tanto avance hemos dejado realmente de comunicarnos tal y como se entiende dicho término: un emisor lanza un mensaje y un receptor confirma que lo ha recibido y entendido y así poco a poco se establece un diálogo. En todos los ámbitos de la sociedad moderna, el tema de la comunicación ha ido solapándose de tal manera que con enviar un mensaje o correo electrónico damos por supuesto que nos hemos comunicado con alguien. Y en muchos casos nada más lejos de la realidad. Simplemente hemos mandado un mensaje, en la forma que sea, y un programa nos confirma que el destinatario lo ha abierto o no. Eso no significa para nada que lo haya leído, y mucho menos entendido. Eso ya es otra cosa a la que por imposición nos vamos acostumbrando muy a nuestro pesar. Soy de los que piensan que demasiado avance en una sociedad tan vulnerable puede ser contraproducente. Y la realidad demuestra día a día que en la era de la comunicación cada vez nos comunicamos menos. Y desde luego no cara a cara, como quizá debería ser. Toda evolución tiene su contrapartida, y es que a veces parece que avanzamos en las apariencias y retrocedemos en el fondo. Es para darle un par de vueltas y ver lo que hacemos a diario en nuestra vida....O no???

Y para otro momento dejo el tema de la fotografía, que desde que ha sufrido la transformación digital no hay quien no sea el mejor profesional del mundo. 







viernes, 21 de diciembre de 2018

¿Feliz? Navidad

Ha llegado el momento, como todos los años. 21 de diciembre, día de copas de champán y celebraciones obligadas en la mayoría de los centros de trabajo.
Pero sinceramente, y aunque alguien pudiera interpretarme de agorero o aguafiestas, la realidad nuestra diaria no pasa por su mejor momento, y el original espíritu navideño queda totalmente empañado por los acontecimientos cotidianos.

Aún estamos conmocionados por los últimos casos de violencia ocurridos en este país democrático y libertario donde cada uno puede hacer lo que le venga en gana sin tener que dar explicaciones. Esa libertad que tanto se añoraba hace años, se ha convertido en no pocos casos en abuso de derechos propios que no tienen límite. Cierta gente, por llamarla de alguna manera, aunque más bien son puros animales salvajes, se arrogan el derecho a disponer de los demás como si de un bien material se tratara y por el que hubieran pagado un precio. Nada más lejos de la realidad. La vida de un ser humano no es propiedad de nadie, salvo de ese ser. Por tanto, nadie debe disponer de ella como si de un juguete se tratara. Y esto viene a cuento por el desgraciado de Huelva, que considera que todo el que pasa por la calle le pertenece y puede utilizarlo a su antojo.

Si de por sí el curso de la vida nos trae desgracias no esperadas, sólo hace falta que ningún subnormal tenga caprichitos inalcanzables y destroce la vida de sus semejantes.

Este año 2018 que pronto alcanzará su último minuto también ha sido el año del último aliento de dos buenos amigos que se han perdido en la infinidad de las estrellas. Por ellos y para ellos también escribo estas líneas con el deseo de que las lean en su idioma, sin palabras pero con sentimientos. Los de un habitante de este mundillo perdido en el cosmos y en el que dicen que es donde únicamente hay vida ¿inteligente?..... Pues aunque alguno despunte un poco, que de todo hay, mientras haya guerras, hambre, pobreza, racismo, asesinatos y demás lindezas, es para cuestionarse la "inteligencia" de esta humanidad.

Está muy bien que en ciertas fechas todos nos disfracemos de buenos y miremos para otro lado. Es una manera de no ver la realidad y ya lo dice el refranero: ojos que no ven, corazón que no siente.... Pero no. La hipocresía y el egoísmo no son buenos compañeros de viaje.

Otro año más, a pocas horas de entrar en el invierno el corazón se vuelve a encoger y desea volver a los años de la infancia, donde todo era inocencia y la maldad sólo existía en los cuentos y la películas de terror. Un año más que deseo que todo cambie de forma radical. Si puede ser, por favor....

lunes, 12 de noviembre de 2018

Un salto en el tiempo

Pues sí, así como suena: El salto en el tiempo existe. Y lo digo porque lo acabo de comprobar esta misma tarde.
Hace unos día dediqué unas líneas al recuerdo de los que ya no están. O sea, con motivo del día de Todos los Santos y de Difuntos.

Pues bien, de golpe y porrazo hoy, al salir de trabajar, me he topado de frente con la fachada de una de las empresas con nombre de fuera y que más lata nos dan a diario con el consumismo desenfrenado. Y la sorpresa ha sido descubrir un enorme luminoso que rezaba nada menos que "Felicidades" y acompañado de diferentes estrellitas de colores. Sin apenas tiempo de reaccionar he comprendido en un segundo que era el anuncio de que ya estamos en ¿Navidad?.
Inmediatamente he mirado el reloj del coche, que va por GPS y nunca se equivoca y efectivamente me ha confirmado que hoy es 12 de noviembre.....

O sea que yo no estaba equivocado del todo. A estas alturas, los magnates del "compra y gasta a todas horas " ya nos están anunciando que ha llegado la época del gasto desenfrenado y sin motivo. O sea, su "agosto"...

Yo creo que esta gente no es que se haya vuelto ansiosa de dinero y ni que les haya dado un aire y se hayan vuelto trastornados de la azotea. Qué va, hombre....

Quiero pensar bien de los que dirigen estas empresas y que se interesan por los temas de misterio en lo que a la religión se refiere. Y creo que, al final de tanto estudio concienzudo y de leer los evangelios apócrifos, han dado por buena la teoría de que el niño Jesús nació en agosto y no el 24 de diciembre, como hasta ahora nos habían enseñado con fe ciega.

Y es de agradecer, ya que tantos años celebrando las navidades con frío y nieve no parecía muy lógico. Y nosotros como borregos a hombro de pastorcillo que va a Belén nos lo habíamos creído a pies juntillas sin atrevernos a contradecir los textos sagrados. Menos mal que nos han abierto los ojos por fin.

Está claro que la Navidad empieza cuando ellos mandan y no cuando mandan los cánones o la tradición. Y como navidad que es ha comenzado la época del despilfarro innecesario. Pero eso sí, con la inmensa alegría que tal etapa provoca en nosotros. Sinceramente estoy abochornado y enfadado conmigo mismo por no haber caído antes en la cuenta y no tener preparada mi carta a los Reyes Magos....

Mañana sin falta, cuando vaya al curro de nuevo, prometo poner villancicos en la radio del coche y apalabrar con los compañeros la comida de todos los años, que ya se nos está pasando la fecha. 

En fin, que de ayer a hoy he perdido al menos quince días sin ni siquiera ser consciente de ello. Queda demostrado que desde que descubrimos la física cuántica todo ha cambiado y todo es posible. Comenzaron adelantando la venta del sorteo de lotería al mes de agosto y ya vamos por adelantar las navidades a mitad de noviembre. A mí me parece que a los del reloj de las campanadas les va a pillar el toro este año y les va a dar un buen revolcón por falta de previsión.

Ahora sólo me falta saber qué día nos dirán que es Año Nuevo para no equivocarme de nuevo y celebrarlo a tiempo. Que en cuanto uno se despista lo más mínimo, te pierdes una quincena....

Ah, felicidades a todos y a ver quién acierta en qué mes del año caerán las próximas. Seguro que no en diciembre....

domingo, 4 de noviembre de 2018

Lugares de paz



A escasas horas de que finalice el tradicional puente de Todos los Santos aún queda tiempo para dejar unas líneas en relación con estas fechas, lo que en ella se celebra y el significado que para nosotros tiene el final de nuestra existencia terrenal.

Desde la antigüedad más lejana, el hombre siempre ha necesitado enterrar a sus difuntos para luego poder rendirles culto, al margen de entender o no las causas y motivos que los han llevado a tal estado.
Desde que nacemos estamos abocados al mismo final. Ese del que habitualmente no solemos hablar y cuya sola mención nos da miedo y escalofrío. Cuando el hombre fue consciente de que todos tendríamos el mismo final es cuando se planteó la necesidad de disponer de lugares específicos que albergaran los restos de los no vivos para la eternidad. Cierto es que no en todas las culturas se ha actuado de igual manera ni ahora tampoco lo hacen. Y de ahí nacieron los cementerios. Lugares de paz en los que dejar guardados los componentes de lo que en su día formaron un ser vivo y que a nuestros ojos ya no volverán a compartir su existencia con nosotros. Esos lugares existen en todos y cada uno de los pueblos que habitamos e incluso en algunos que ya no tienen residentes y son un remanso de quietud, silencio y tranquilidad para quienes buscan alejarse del mundanal ruido. Pero hoy en día la sepultura en tumbas está un poco en declive. Es decir, ya no procedemos tanto al enterramiento de los cadáveres sino que hemos hecho de la cremación y esparcimiento de las cenizas una alternativa en crecimiento. Quizá por nuestra concepción del más allá, nuestras raíces culturales o simplemente porque los cementerios se quedan pequeños y sus moradas son caras. Lo cierto es que conviven ambos procedimientos y que cada uno elige para sí o los suyos la forma de deshacerse de sus huesos.

Tengo claro que el día que llegue mi despedida no me va a importar lo que hagan conmigo, ya que mi consciencia estará en otro plano inmaterial en el que no necesitaré mi antiguo traje. Al igual que estoy convencido de que ese final no depende en absoluto de nosotros. Que de alguna forma está escrito y elegido y pactado antes de nuestro alumbramiento, sin que desde ese mismo momento seamos conscientes de ello. Y es que al nacer a este mundo humano borramos de nuestra memoria todo lo que somos y sabemos, para volver a empezar de nuevo una experiencia libre de contaminaciones en todos los sentidos. Es más, ni si siquiera sabemos andar ni hablar. Nuestra consciencia lo olvida todo.
Es hora de empezar de nuevo nuestra existencia. Y aprender lo que hayamos acordado antes de venir. 
Por eso, cuando el final aparente se acerca, al igual que en el nacimiento, es lógico desear que nos sintamos rodeados de la mejor compañía, la de nuestros eres más queridos y que lo podamos hacer en las mejores condiciones materiales y espirituales. Y por desgracia, no siempre es así, ni en este país ni en ninguno. Parece que cuando el estamento médico diagnostica un final a corto / medio plazo sin esperanza alguna de vuelta a la normalidad, los encargados de cuidarnos hasta el último momento nos lo hacen más difícil y si pueden, nos humillan innecesariamente en base a nuestro sistema sanitario de procedencia. Entiendo, aunque no lo comparto, que en vida haya ricos y pobres. Que unos vivan y gocen de mejores condiciones y otros tengan que estar continuamente librando batallas para alimentar el cuerpo en el que se han encarnado. Es la parte negativa de la condición humana y siempre será así.

Pero al final, en los últimos días que preceden a nuestro tránsito, todos deberíamos ser tratados igual, al menos dentro de cada país y cultura. Tener tan sólo lo que necesitamos. Atención y cuidado exquisito para ayudarnos a pasar la frontera de forma tranquila, sosegada y sin miedo.

Y me consta que ni aquí ni en ningún sitio ese trato que todos nos merecemos es el más digno que nos pueden dispensar. Hasta el último momento seguimos arrastrando el lastre de la condición social a la que hemos pertenecido, y como tal así nos tratarán hasta el desenlace. Lástima de sociedad que no entiende que nuestros desahuciados tienen los mismos derechos que los demás, como seres humanos que son. Y que si necesitan una atención especial, por cara que ésta salga, deben dársela con toda la dignidad que se merecen. 

Por eso, en esta conmemoración de los difuntos pido desde mi interior que nuestra sociedad cambie y vuelva la "humanidad" a todos nosotros. Porque todos estaremos en la misma situación algún día y nos gustaría que así fuera. O mejor dicho, "recogerás lo que siembres" y "lo que no quieras para ti mismo no lo quieras tampoco para los demás." 

Con mucho cariño y respeto a esas personas que ahora mismo se encuentran en situaciones parecidas y que son víctimas colaterales de la inhumana gestión de nuestros poderes públicos.

sábado, 11 de agosto de 2018

La insufrible publicidad


No hace falta echar la vista muchos años atrás para darnos cuenta del ritmo al que van cambiando las cosas más cotidianas. El simple acto matutino de levantarte un sábado, salir a comprar la prensa y aprovechar a tomarte un cafetito sentado en el bar del barrio y pasarte media hora o más leyendo el periódico tranquilamente ha pasado a mejor vida de un plumazo de trazo grueso gracias a las nuevas y veloces tecnologías que muchas veces, lejos de facilitarte las tareas te las hacen más complicadas.

En el tema de la prensa escrita, es fácil comprobar cómo ha ido en declive de una forma inexorable y sin vuelta atrás. Pocos son los que aún compran un periódico cuando lo tienen gratis en internet a través de la página web correspondiente. El negocio del periodismo ya no vende, o al menos tal y como lo teníamos entendido desde siempre. Ahora todo es digital y el que no se incorpore pierde el tren de la actualidad en menos que canta un gallo.


Ahora para estar un poco informado has de estar constantemente conectado a la red, bien a través de internet, bien a través de las llamadas "redes sociales" que tan de moda están y que se han convertido en los canales oficiales para que políticos, famosillos y cualquiera hagan sus declaraciones y comentarios.

Es evidente que el nacimiento de internet revolucionó nuestra forma de comunicación y relación con el resto del mundo en cuestión de segundos. Un logro que venía a facilitarnos la vida, ayudarnos a buscar lo que no sabíamos sin necesidad e ir a una biblioteca pública o gastar cantidades desorbitadas en libros que luego no nos servirían para nada. Todo pintaba muy bien, pero evidentemente estos modelos de negocio no se mantienen del aire. Al igual que en el soporte papel, la publicidad tiene una relevancia significativa ya que es la que ayudaba al mantenimiento de los periódicos y revistas, además del  precio que soportaba el cliente.

Soy de los que desde el primer momento me incorporé al nuevo mundo digital aprovechando las ventajas que éste ofrecía. Nada en la vida es ni bueno ni malo, todo con mesura cumple una función necesaria para el desarrollo de las culturas.

El problema viene cuando no hay medida ni límites ni ganas de ponerlos. Es aquí cuando todo se desmadra y se pierde el objetivo principal.

Si ahora, esta misma tarde de un tranquilo agosto entramos en internet para echar un vistazo a la prensa más generalista a ver qué noticias de interés hay o saber qué está pasando en el resto del planeta, lo más probable es que a los cinco minutos de estar navegando acabemos cerrando las páginas de prensa para dedicarnos a otra cosa. Y es que hoy día, el bombardeo publicitario al que estamos sometidos en todos los medios es insoportable y contraproducente. Si accedemos la página principal de cualquier portal periodístico lo mejor que nos vamos a encontrar es una pantalla saturada de anuncios publicitarios por todos los lados y con un poco de suerte y esfuerzo, encontraremos las noticias en algún recuadro de tamaño mucho menor. En el ejemplo que reproduzco en la imagen, si dividimos la pantalla en franjas de igual tamaño, podremos observar que mas del 40 % del espacio está lleno de anuncios. Jamás estaré en contra del mundo publicitario, si bien es verdad que en no pocas ocasiones estoy en completo desacuerdo con sus tácticas y contenidos, con poco estilo y lenguaje zafio que parece más bien estar dirigido a idiotas que a personas normales. 

Al igual que en la televisión, de pago o gratuita, la publicidad manda y tiene tanto poder que ningún medio se resiste a limitarla o prescindir de ella. Hoy es insoportable ver un programa de televisión sin tragarte un puñado de minutos propagandísticos pagados a precios millonarios. Los anuncios de 20 segundos cada vez se van alargando disimuladamente. Bien está que en el transcurso de un programa o película hagan algún que otro corte para cubrir el porcentaje publicitario que los mantiene. El problema es cuando los tiempos dedicados a la publicidad casi superan al tiempo del contenido principal. Cada vez que uno se sienta a ver un espacio de una hora de duración no cae en la cuenta de que va a tener que tragarse, lo quiera o no más de un cuarto de hora de publicidad repartida en varios cortes para que se note menos y tenernos enganchados hasta el final. Y esto es aplicable tanto a los canales gratuitos como a los de pago, que al principio no emitían publicidad y rápidamente han visto el filón económico y han caído en las mismas tácticas. 

De manera que hace años ya no compro ningún diario, también cada día que pasa aguanto menos la prensa digital y la televisión. Estoy harto de que me bombardeen desmesuradamente con lo que yo no quiero ni he pedido y por lo que estoy pagando. Si fuéramos todos más selectivos y coherentes y no accediéramos a ciertas páginas de prensa o cambiáramos instantáneamente de canal cada vez que nos cortan un programa para meternos el enlatado publicitario, a lo mejor los que controlan las cuotas de pantalla o acceso se darían cuenta de ello. Y a lo mejor se esforzaban por dar un poco más de contenidos interesantes con una sustancial disminución de anuncios. Pero claro, el negocio es el negocio y la pela es la pela. Y cuanto más se gana más se quiere, sobre todo en el multimillonario mundo de la publicidad.

Y al ciudadano que le den morcillas, que traga con todo a la hora que sea. De los programas de radio hablaré en otro momento, que también tienen lo suyo..... y no muy distinto..... 






jueves, 2 de agosto de 2018

Mirando al cielo en solitario

Así me quedo últimamente. Mirando y admirando la grandeza del infinito oscuro, alterado tan sólo por la luz que desprende el reflejo del sol en el satélite teóricamente conquistado por unos y otros. Y es que como cada cierto tiempo, y aprovechando el fenómeno del eclipse, vuelve a flotar en el ambiente esa sombra de duda sobre la veracidad de los hechos que pudimos ver en televisión cuando apenas éramos unos críos. La voz de Jesús Hermida, al que tanto admiraba mi padre, y posteriormente yo, nos llegaba a través del altavoz de la caja "mágica". Hablaba de un tal Neil Armstrong que al parecer había puesto el primer pie en la luna, en una feroz carrera por llegar antes que los del otro lado. 

El afán del ser humano por conquistar nuevos mundos fuera de nuestro planeta se convertía en objetivo prioritario para cualquiera que quisiera hacer alarde de sus progresos tecnológicos. Muchas han sido las expediciones enviadas al exterior, a diferentes planetas, en busca de alguna señal que nos indique que en ese inmenso espacio oscuro hay alguna forma de vida similar a la nuestra. Ahora, viendo que no encontramos nada similar, el afán se centra en encontrar algún elemento y condiciones que pudieran permitir el desarrollo de algún tipo de ser vivo. Hemos enviado naves al infinito con multitud de muestras de nuestra existencia terrena, con mensajes de nuestra especie y nuestras intenciones pacifistas. Pero como si nada.... se supone.....

Siempre he pensado que detrás de este tema hay algo que se nos escapa y que aún no están dispuestos a dejarnos saber. Las evidencias de que hasta nosotros han llegado otros seres no son pocas y en los últimos años las noticias y programas de televisión referentes a esta posibilidad han crecido de forma abrumadora. Hasta las productoras de gran prestigio y los canales temáticos especializados se han volcado en esta tarea, abordando el tema desde la antigüedad hasta nuestro presente. Y es que cuando uno intenta entender ciertos relatos bíblicos, así como  investigar los restos de ciertas culturas antiguas, es difícil no considerar la posibilidad de que nuestro planeta haya sido visitado por seres de otras "Tierras", cuyos legados han quedado de forma imperturbable para admiración nuestra.

Los monumentos piramidales distribuidos por todo el mundo, los objetos encontrados cuya datación no concuerda con los conocimientos que supuestamente poseían las civilizaciones de la época invitan a pensar que en algunos momentos hemos contado con la ayuda del exterior.

Las teorías acerca de la presencia de seres foráneos en nuestro planeta son múltiples dependiendo del punto de vista desde el que se aborde, bien puramente científico - tecnológico, antropológico o religioso. La creencia del ser humano en la existencia de alguien superior es común a todas las culturas, tanto como la supervivencia después del final terreno. A su modo, cada civilización se ha planteado estas cuestiones durante su existencia, intentando dar respuesta a las preguntas más intimas.

A esas preguntas le busco respuesta casi a diario, intentando entender el por qué de la cosas que suceden a mi alrededor y más lejos. Estos temas tienen capturada mi atención con más interés que en otras etapas pasadas. Y es que a la vista de los hechos cotidianos con los que diariamente nos bombardean los medios de comunicación y de los que estoy hasta las mismísimas narices, prefiero guardar silencio y admirar la profundidad del cielo nocturno de verano a ver si desde algún puntito de luz diminuto me llega alguna respuesta, por simple que sea, que satisfaga alguna de mis inquietudes más intimas.

Quizá por ello estoy aparentemente más callado de lo habitual. Etapa de reflexión y meditación en tranquilidad. Es lo que ahora toca...

lunes, 23 de abril de 2018

Spanish is a lovin' tongue


Si alguien al ver la imagen que ilustra este comentario, piensa que está mal de la vista, que se desengañe. Que está perfectamente y ve lo que vimos todos el sábado.

Los dos recortes pertenecen a uno de los acontecimientos futbolísticos que más pasiones desatan en esta desconocida patria.
Y digo bien cuando hablo de pasiones ya que al margen de lo deportivo siempre hay algunos sentimientos anidados en las cabezas de los asistentes que utilizan el evento para reivindicar cualquier otra forma de estado que la actualmente vigente.

La final de la Copa del Rey de fútbol, aquí en España claro está,  vista por un montón de millones de espectadores es un acontecimiento para el que se necesita traductor o haber asistido a alguna clasecilla de chapurreo inglés.

Y es que como estamos donde estamos, y los tiempos andan revueltos con el tema de las supuestas independencias y demás adoctrinamientos lingüísticos, pues resulta que RTVE decidió el pasado sábado que los rótulos y etiquetas del partido entre el Sevilla y el FC Barcelona disputado en el Wanda Metropolitan, en Madrid, tenían que estar en inglés, para deleite y disfrute de todos. Y así fue, ya que como digo y bien ilustra la imagen, el idioma de los del Brexit era el universal en esta contienda.

Es más, de haber estado en el campo, cosa que jamás haré por principio propio, me hubiera quedado asombrado y perplejo escuchando a los fanáticos del Sevilla, expresándose en el idioma de Shakespeare tan ricamente y con esa gracia que llevan dentro que les otorga ser de tan noble ciudad. 
Seguramente yo no habría entendido nada de nada, pero es normal. Hablar inglés, o decir que lo hablas y ponerlo de forma destacada en linked in está super de moda y mola cantidad. Siempre y cuando no te hagan superar una prueba de conversación, claro está, porque entonces se nos acaba la bravuconería latina y nos quedamos con los ojos de plato. 

Y es que aunque el evento esté enmarcado dentro de las competiciones europeas, al menos la retransmisión para España por la cadena number one debería haber sido en español. Salvo que los responsables intentaran evitar que los de un equipo se pudieran sentir ofendidos. En ese caso, y con buen criterio, se decide hacerlo en idioma extranjero y así nos cabreamos todos excepto ellos. No me imagino a esos ancianos de cualquier provincia, con la ilusión desatada por ver una final gratis en la tele y entre chato de vino y caña preguntarse entre ellos: Oye, ahí que pone??? No lo entiendo.. Tendré que cambiar de gafas...
No querido buen hombre, lo que tiene es que cambiar de dirigentes o de país, para lo que probablemente ya sea tarde a estas alturas de la vida. Que sepa usted, querido patriota, que en esta piel de toro se habla inglés como idioma nacional y que todo lo demás son zarandajas. Y si no me cree, no hay que ver los anuncios de la televisión o radio. Anglicismos por doquier en una mezcla de spanglish que ni el mejor tejano fronterizo domina con soltura.

Y es que tiene razón mi querida amiga Emmylou cuando titula una de sus canciones "Spanish is a lovin' tongue" ("El español es una lengua encantadora") para cualquiera menos para nosotros, que en no pocas ocasiones preferimos lo foráneo a lo patrio. Y es que no tenemos remedio. 
Esta vez me lo han puesto fácil, sinceramente a huevo....


domingo, 15 de abril de 2018

Mentiras Vitae




Se dice y no sin razón, que un país lo hacen sus habitantes. Y es verdad, al menos en alguna faceta de nuestra historia.
Y en un país de picaresca por excelencia, sabiamente descrito por Quevedo y otros tantos autores, dicha cualidad es la que notablemente sobresale por encima de las demás. En esta tierra el que vive, y muy bien por cierto, es el que sabe mentir y engañar, tanto a los estamentos públicos como a sus congéneres. El resto, los tontos engañados, tan solo sobreviven y a duras penas aspiran a seguir haciéndolo.
En nuestro territorio, en lo único que se ha puesto de acuerdo la casta política de cualquier signo es en la creación de un estado repleto de puestos administrativos y funciones duplicadas en el peor de los casos para llegar a  colocarse todo el que pueda a costa de lo que sea. No es novedad que ahora se haya destapado un caso o sabe Dios cuántos de currículums inflados como globos a punto de reventar.
El tema es más viejo que la historia y ahora no vamos a descubrir lo que tradicionalmente ha sido una práctica generalizada. Es cuestión de oportunismo político y punto. Porque si alguien ha exagerado sus conocimientos y titulaciones no es desde hace unos años precisamente. Los españolitos, y hablo en general porque siempre hay honrosas excepciones, como en todo, somos muy dados a parecer e intentar aparentar lo que no somos. Bien porque la vida no nos ha dado a todos las mismas oportunidades, bien porque cada uno de nosotros, a Dios gracias, somos distintos y no tenemos las mismas potencialidades. El caso es que ahora el tema se ve incrementado debido a la difusión de nuestro perfil en las llamadas redes sociales, en la que tanto confían sus miembros como algunos departamentos de recursos humanos de innumerables empresas. Ahora, en el mundo digital, todo vale y cada uno puede alardear de ser lo que le venga en gana, siendo verdad, media verdad o simplemente pura mentira. Y eso está de moda. Hace años, quien quería trabajar y estaba cualificado para determinado puesto, debía enviar su curriculum vitae a la empresa de sus sueños y esperar que le llamaran. Ahí, se jugaba su contratación con otros rivales también cualificados. Ahora eso no hace falta. Se sube un supuesto currículum a la red de turno y cada uno se auto-titula de lo que quiera. Es fácil mentir, ya que normalmente las empresas se fían más de lo escrito que de comprobar su veracidad. Y no hay más que sacar a la luz interesadamente un caso, para que de repente empiecen a aparecer otros similares que afectan a nuestros dirigentes por doquier. Como dice algún maestro del periodismo, no vamos a tener gomas de borrar suficientes para eliminar todo lo que no procede en los currículums de nuestros dirigentes, sean del signo que sean. Y como tal práctica es común a todos ellos y la veda está abierta, pues todo vale y hasta cualquiera de nosotros entiende que es lícito mentir con tal de conseguir una meta profesional. Ya no vale el mejor preparado, con experiencia y trayectoria demostrada. Ahora lo que pita es ser muy jovencito y haber, o no, estudiado mogollón de cosas. Algunas de ellas no sirven para optar al puesto de trabajo, pero es lo mismo. Muchas páginas repletas de títulos que impacten a primera vista a quien las lea. Lo de menos es el contenido. Por desgracia, y mucho me temo que esta dinámica no va a cambiar, esta forma ilícita e inmoral a todas luces de conseguir un puesto de trabajo en cualquier empresa o administración pública va a seguir siendo la tónica dominante. Y es que somo un país de pícaros, engañabobos, charlatanes de feria y demás. Porque tenemos un auténtico complejo de inferioridad, el cual intentamos disimular o tapar con actitudes poco honorables. Y lo peor es que, sabiendo que somos así, unos acomplejados sin escrúpulos, los que tienen en su mano la potestad para elegir a los mejores, que los hay y muy buenos en todos los campos, se siguen dejando engañar por intereses ocultos que nadie sabe. 
Y es que en este país, donde la enseñanza más básica esta politizada a todas luces, en el que cada comunidad autónoma elige y decide lo que sus potenciales y futuros trabajadores han de saber o ignorar, es un país sin futuro a todas luces. Luego nos preguntaremos el por qué de determinadas actuaciones de nuestros regidores, injustas a la luz de cualquier cabeza medio amueblada. Y no le busquemos más vueltas. Todo es puro interés político y social. Que cada uno mire en su propia empresa, si es que tiene la suerte de pertenecer a alguna y encontrará más ejemplos de los que se imagina. Es cuestión de indagar, y ya sabemos que se coge antes a un mentiroso que a un cojo....
Aquí si que necesitábamos a Mulder y Scully para descubrir expedientes secretos. No darían a basto para una serie interminable, aunque al final sólo descubrirían nuestra triste realidad y que el único misterio que se oculta son nuestras miserias disfrazadas, que a fin de cuentas es de lo que vivimos. Y que siga la Feria, que acaba de comenzar.... Así nos va y así nos irá desgraciadamente salvo evolución no esperada. Y el que esté libre de pecado, que lance la primera piedra.....











martes, 13 de marzo de 2018

Hacia La Luz


Han pasado apenas 48 horas desde la aparición de su cuerpo y hoy ya ha recibido sepultura. Hablo del niño Gabriel, tocayo mío y cuya muerte me ha llegado a lo más hondo. Quizá por el nombre, quizá por su juventud o la premura de una vida arrebatada sin aparente sentido. Sus padres aún no terminan de creer lo acontecido cuando ya se tienen que empezar a acostumbrar a su ausencia eterna.

Almería entera y por ende España entera llora su marcha prematura. Ese chaval que en vida estaba lleno de ilusiones y sueños por cumplir ha visto truncada su expectativa de forma inesperada por el egoísmo, y sabe Dios qué más de una persona que en principio estaba obligada a cuidar de él.

Dicen que si los celos, y no sé cuántas cosas más, la pueden haber llevado a cometer tan enorme atrocidad. No lo puedo entender, salvo que me aferre a mi creencia de todos tenemos un final incierto y que siempre nos pilla desprevenidos y por sorpresa.

Cualquier otra explicación que busquemos no tiene sentido y además es completamente inútil. De nada sirve ya averiguar las causas que han conducido  a semejante crueldad. Ni para sus padres ni para nadie. Esa vida llena de vida se ha apagado de golpe y en lo que les quede a sus seres queridos en este deambular terrenal no pueden sino echarle de menos a cada momento. Dicen que el tiempo cura todas las heridas, pero hay heridas que no se curan aunque pasen mil años. Y esta es una de ellas. Perder a un ser querido siempre duele, vaya si duele.. Pero perder a un hijo es una puñalada en el centro del corazón de sus progenitores. Algo que será muy difícil de superar, pero que deben asumir como parte de su existencia. Y como dice alguien a quien tanto quiero, "esto también tenía que suceder..." 

Estaba escrito en el libro de la vida de Gabriel, pero ni él ni nadie lo había leído.
A quien ha cometido semejante brutalidad le espera también un enorme calvario por delante. Bastante tiene con lo que le ha de venir, por lo que dejemos en paz a quien ha tenido la desgracia de ejercer el papel de asesina sin piedad.

Ni siquiera la madre de Gabriel ha soltado una palabra de mal deseo contra ella. Quizá porque sabe que eso ya no conduce a recuperar a su hijo, y que deseando el mal a alguien nunca conseguiremos hacer de esta especie algo digno de alabanzas.
Por tanto, y con todo el dolor que nos inunda y nos ahoga por dentro, lo único que podemos es pedir que no se vuelva a repetir más veces.

Que ese pececito sin madurar haya encontrado más allá la paz, ternura y tranquilidad que aquí no ha podido tener. Amén.









sábado, 10 de marzo de 2018

¿ Y qué hago yo aquí?


Buena pregunta para la que no es fácil obtener respuesta de forma inmediata. Necesita de mucha introspección y reflexión, pero que es necesaria para comprender el sentido de nuestra presencia aquí, de nuestro objetivo y meta a alcanzar.

Y no hablo en absoluto de logros económicos ni materiales. Como seres vivos que somos, nuestro sino diario parece ser deambular dando vueltas al ritmo del planeta. Girando sin parar siempre para el mismo lado sin visos de parar en ningún momento. Cada uno somos un punto de luz que destella en este globo que nos acoge y cada uno, consciente o inconscientemente, vamos dejando una estela detrás producto de nuestras acciones y pensamientos. En lo más profundo de nuestro ser cada uno de nosotros tiene su propia luz y color, todas diferentes pero que en conjunto forman este universo multicolor que es la humanidad.

Hay seres más luminosos y brillantes y otros cuya luz es muy débil y pobre en su intensidad. Pero todos son necesarios. La luz que llevamos dentro y que proyectamos hacia el exterior es el reflejo de nuestro grado de evolución interior. Y hemos venido a este maravilloso planeta a perfeccionar nuestro nivel de consciencia y por ende nuestra frecuencia lumínica.

Energía pura que se transforma a cada momento de la existencia, y que a veces brilla más que un sol y otras se debilita irremediablemente. Todo fruto de nuestras acciones y pensamientos. Todos los seres humanos estamos aquí transitoriamente y de ello debemos ser conscientes ya que de otra forma no seremos capaces de vivir plenamente esta existencia que se nos ha concedido. Bien es cierto que no todas las experiencias que vivimos son de nuestro agrado más absoluto, ni mucho menos. Pero todas tienen un sentido que no conocemos sino al final de nuestro paso. Cada instante, cada acción y decisión que adoptamos tiene su impacto, tanto en nuestra propia existencia como en la de los demás.
En esta etapa física todo tenemos que aprender algo. Algo que no se estudia en los colegios ni en las universidades inventadas, sino a través de nuestras acciones. Hay congéneres nuestros que si nos paramos a mirarlos detenidamente notaremos que están cargados de energía pobre. Y esos son los que nos transmiten negatividad y cuya luz es de tono oscuro y frío. Son los egoístas, los de malas intenciones. Los que generan situaciones de enfrentamiento en la manada, poniendo a unos contra los otros. Los que utilizan el poder y la fuerza para destruir y humillar al prójimo. Los que se creen en posesión de la verdad absoluta cuando lo único que poseen es la más completa ignorancia. Los que se mueven por intereses poco claros y a los que no les importa el método con tal de conseguir su objetivo. Esos son a los que hay que evitar a toda costa. Mantenerse alejados de ellos y con un escudo protector para que no penetren en nuestro interior y nos arrastren con ellos.

Por otro lado, los que han evolucionado más brillan ante nosotros de forma intensa y nos transmiten sensaciones de paz y bienestar. Brillan por sí mismos e inundan a los que les rodean ayudándoles a avivar su propia luz. A través de sus actos y comportamientos van dejando una estela fulgurante que ilumina el camino de los demás. A esos seres luminosos es a los que deberíamos seguir e imitar, y no dejarnos guiar por los apagados que nos pueden conducir a un infierno abismal.

Aprender a identificarlos no es sencillo pues. Pero sí necesario para nuestro desarrollo y evolución. El engaño aparente está por doquier rodeándonos de trampas en las que caer, por lo que es imprescindible quitarnos los velos que nos polen delante y ver a cada uno como realmente es. Sin disfraces que nos altere nuestra percepción. Esa es nuestra misión. Seguir a los que más brillan y dejarnos guiar por su conocimiento y sabiduría. Y al tiempo, saber distinguir los que viven de forma gris en un paisaje de tinieblas del que no quieren salir. Pero ojo, no nos equivoquemos. Todos somos necesarios e imprescindibles. Nadie sobra, ni mucho menos. Ni siquiera aquellos que por sus conductas nos resulten más repugnantes. Pues ellos también están aquí para evolucionar. Les costará más trabajo y tiempo que a otros, pero todos tienen su papel y su función en esta función existencial.

Por ello, manos a la obra y a “trabajar”, que la tarea nos es fácil en absoluto. Y sobre todo, tened los ojos bien abiertos para encontrar a quienes nos puedan enseñar algo positivo. Dejándonos guiar por ellos conseguiremos, poco a poco, que nuestra luz sea más cálida y brillante y que la estela que vayamos dejando ilumine a otros caminantes. Y nunca sintamos rabia o dolor por habernos equivocado. Eso también forma parte nosotros mismos y nos ayuda a mejorar.

miércoles, 31 de enero de 2018

Momento Café


Los que tenemos la suerte de poder madrugar diariamente para acudir a un puesto de trabajo y llegamos a casa cuando la noche empieza a darnos la bienvenida, necesitamos, o al menos yo lo necesito, un ratito para desintoxicarme de las obligaciones diarias y en algunas ocasiones, hacer un mínimo balance mental de cómo ha transcurrido la jornada. Esa que comienza poco después de las cinco de la madrugada en mi caso y acaba con el crepúsculo.

Ese momento en compañía de un buen café bombón y sentado ante el escritorio es el mejor para unos minutos de relax y reflexión de lo que a ritmo vertiginoso e imparable acontece a nuestro alrededor sin que haya tiempo de enterarnos siquiera. Las noticias fluyen a velocidades inimaginables, unas más que otras y nuestra capacidad de asombro se ve superada en no pocas ocasiones.
En ese momento especial me encuentro ahora mismo, dando vueltas a las neuronas que me quedan y que aún funcionan. Y claro, durante el trayecto a casa, la radio me ¿informa? de casi todo y me pone un poco al día. Y siempre hay hechos que no dejan de llamarme la atención.
Comenzaré con el manido tema nacional-independista del nordeste español, que cada día se supera a sí mismo y ya parece ser una charlotada auténtica. Un vacile sin igual por el “escapado” echando órdagos a diestro y siniestro, pero eso sí, sin dar la cara donde hay que darla. Viviendo a cuerpo de rey, con los gastos pagados, posiblemente por todos nosotros, en un país que no quiere saber nada de él ni de sus peripecias.
El tema es recurrente y todos los días nos aporta un nuevo y grotesco capítulo al estilo de las mejores telenovelas. Y sin solución a la vista, claro. Mantenerse en sus trece, dejar que corra el tiempo y que viva la vida en Bélgica, que pagan los demás.  Lo de la investidura virtual ya es anécdota porque no tiene más recorrido que el de una mala broma que no hace sonreír ni a su autor.
Pero dejando al margen esta sarta de idioteces, en Madrid, y puede que en alguna ciudad más, se está pensando en que los vehículos de más de 10 o doce años acaben siendo prohibidos al tránsito en el interior de la población debido al exceso de contaminación que lanzan al aire. Y todo ello se pretende controlar a través de unas pegatinas coloridas que ha enviado la DGT a ciertos conductores para que la peguen en el parabrisas. Al parecer, y como yo no he tenido el placer de recibir ninguna no lo puedo asegurar, indican el nivel de contaminación del vehículo en cuestión en base a la tecnología utilizada en el año de su fabricación.
Y como siempre pasa, una auténtica falacia con la que nos quieren mangonear una vez más.
Salvo que alguien demuestre lo contrario, hay varias marcas que deliberadamente han manipulados las cifras de emisiones contaminantes de cara a pasar las inspecciones reglamentarias. Entonces la pregunta es la siguiente: ¿Las pegatinas correspondientes a esos años de manipulación en la fabricación, valen para algo? Claramente no, ya que si el parámetro a medir es el año de fabricación, vehículos de 5 añitos pueden estar contaminando realmente mucho más que uno de diez bien mantenido y con poco kilometraje.
Ya han sido varios los colectivos que han levantado la voz en este sentido y que solicitan a la regidora y su ineficaz equipo que den marcha atrás y cuando decidan legislar en este sentido que lo hagan basándose en premisas ciertas y no falsas. Si ya de por sí, el que tiene la suerte de disfrutar de un sueldo normalito para mantener una familia, se las ve y se las desea para llegar a fin de mes sin pedir nada a la visa u otros prestamistas televisivos, sólo hace falta que el totalitarismo del poder les diga que se embarquen cada 10 años en un préstamo para coche nuevo.
Eso sólo se lo pueden permitir algunos colocados pero la mayoría de los habitantes no. ¿A qué quieren jugar con nosotros? Los currantes normales bastante tienen con aguantar sus vehículos hasta que no puedan pagar las averías, o sea, hasta que se caigan a pedazos.
En este país, los precios de los coches nuevos, cada vez más inteligentes y tecnológicos están a la altura de un sueldo anual medio. Cualquiera que eche cuentas, verá que no puede afrontar gastos de esa magnitud cada equis años.
Siempre he pensado que la entrada en el euro, eso que tanto nos iba a igualar con el resto de la Unión a nosotros sólo nos ha traído un empobrecimiento brutal, pese a que alguien quiera demostrarme lo contrario.
Lo que sí se ha puesto a la misma altura son los precios de los productos de consumo, pero se les olvidó actualizar los salarios en la misma proporción. Todo se ha desmadrado libremente y claro ahora nos toca hacer juegos malabares para alcanzar el día del calendario que nos anuncia una nueva paga.
O sea que cuanto más pasa el tiempo, los precios suben, los salarios se mantienen o tiran hacia abajo y los mandatarios nos animan / obligan a que nos endeudemos cada vez un poquito más..
Hasta que la soga nos ahogue del todo y ya no tengamos que preocuparnos más.

Vaya tela marinera y vaya país el que nos ha tocado en suerte… Joder, que asco…. Pero al menos nos queda la super luna azul….

martes, 9 de enero de 2018

Un Espíritu Libre

 Corrían la mitad de los setenta cuando un joven inquieto, con ganas de saberlo todo e inexperto también en todo, como es lógico a tempranas edades, soñaba con que llegara la hora de acostarse y refugiarse entre las sábanas con un libro en las manos hasta que el sueño le rendía.

Al desgranar las palabras y entender las frases se sumergía en un mundo idílico de fantasías en las que vivía todo tipo de aventuras e imaginaba cómo sería la vida de alguno de sus personajes favoritos. Por esa época había una serie de libros de aventura que atrapaban toda su atención de forma que incluso cuando estaba despierto, a veces creía que estaba viviendo esas fantásticas aventuras, al tiempo que pensaba que la vida real era tan idílica como en los libros se describía.
La temática de los libros era, digámoslo así, no muy habitual, ya que pasaba de los magníficos libros de Richard Bach a los más intensos y misteriosos de Raymond Moody.

El espíritu libre de Richard y inolvidable gaviota insuflaron en mí un desesperado ansia de libertad. De cierta rebeldía y también de un sentimiento de pertenencia a un todo que va mucho más allá de todas las religiones humanas.

El sentimiento de libertad, materializado en la vida de un piloto errante al que le hacían falta pocas cosas para tirar adelante en la vida y aprender las verdaderas lecciones de esta existencia. Una vida tan sencilla y a la vez tan gratificante como la de pilotar un viejo Cesna o una Piper de la época, sentir el gruñido de su motor y el viento generado por su hélice frontal que hacían que ese conjunto de chapa y madera bien enlazadas despegara del suelo y le hicieran sentir un ser ingrávido por encima de los demás. Habiendo sido piloto de combate en la guerra, ese espíritu libre hizo del vuelo su pasión y su modo de sustento en la vida, la cual se ganaba dando paseos a la gente que se subía su aparato. Vuelos de media hora, una hora, sobrevolando los campos y pueblos de Illinois, Wisconsin y demás estados. Paseos agradables, tranquilos con el único objetivo de hacer que los que le acompañaban sintieran la verdadera libertad de surcar los cielos sintiendo el fresco aire en sus caras. Así se ganaba la vida, al tiempo que escribía los libros que describían sus peripecias, no exentas de contratiempos también que solucionaba con ingenio y a veces con resignación. El vuelo le hacía trascender a un plano superior y comprender la verdadera naturaleza del ser humano y de sus propósitos en esta vida.

Resultado de sus experiencias fue el increíble Juan Salvador Gaviota, un ave desterrado por sus congéneres dado el ansia de ir más allá de lo conocido y probar nuevas técnicas de vuelo que le permitieran subir más alto y estable que los demás y realizar acrobacias más arriesgadas. Un afán de conocer todas sus posibilidades y explotarlas al máximo a fin de trascender más allá. Una vez que lo consiguió, el resto de su familia le admiró, no sin sentir un poco de recelo y desconfianza hacia quien se había atrevido a desafiar ciertas leyes naturales, pero que les había demostrado a todos ellos que otra vida era posible. Que no valía con conformarse con lo establecido y con lo que los ancestros le habían enseñado. Desafió y retó a todos hasta que los dejó atónitos y rendidos a sus pies. Y a partir de ahí se convirtió en un Maestro para todos ellos.

Los libros de Richard Bach y su modo de entender la vida dejaron huella en mi espíritu para nunca salir. Es por ello, que el mundo de la aviación siempre me ha llamado la atención, y aun sabiendo que mis condiciones físicas no me permitirían nunca llegar a alcanzar la condición de piloto profesional, el destino quiso que la temporada del servicio militar se desarrollara en el ambiente aeronáutico, primero jurando bandera al lado de los aparatos del ejército del Aire en Getafe y luego tratando con los enfermos y algún que otro herido en el hospital del Aire.

Allí desapareció mi otra vocación frustrada, la de médico, que también desde que era un rapaz me ilusionaba tanto o más como la de piloto.
A estas alturas, y con el transcurrir de los años, ambas profesiones gozan de mi admiración por su valentía en cualquiera de sus vertientes. Y mi afición por volar cada día se convierte más en un auténtico disfrute cada vez que subo a un aparato, casi siempre en vuelos de corta duración, salvo cuando he cruzado el atlántico o viajado a otros países del continente.
Todos esos recuerdos han vuelto de repente a mi y me han transportado a aquellos tiempos de sueño adolescente. El pasado noviembre tuve la ocasión, deseada durante muchos años, de visitar el Museo del Aire, en el recinto colindante a la base aérea de Cuatro Vientos en Madrid. Justo al lado de la escuela de transmisiones del ejército donde tantas veces realicé los ejercicios de instrucción militar.

El Museo del Aire alberga multitud de aparatos de varias épocas, que han participado en diferentes contiendas y que muestran la evolución de las máquinas desde que el hombre comenzó a diseñarlas. Denostadas antigüedades que en su momento fueron novedades en el mundo de la aeronáutica. Hasta los prototipos más impensables tienen aquí su recuerdo. Todo para el disfrute de los amantes de la aviación y sus aventuras. Imagino a Richard Bach subido en la carlinga de alguno de ellos y de repente, como por arte de magia, me veo surcando los cielos y viendo la tierra firme desde una perspectiva de libertad absoluta. Y más allá, más arriba, o sabe Dios dónde, el inmenso cielo azul con sus marañas de algodón adornando la estampa. Increíble, intenso, eterno…

De los libros de Raymond Moody y del otro Cielo hablaré en otro momento, ya que esta temática complementa la anterior en cuanto a la búsqueda de respuestas que todo ser humano anhela conocer.



martes, 2 de enero de 2018

Peticiones del viviente


Pues ya estamos de vuelta aquí, otra vez más como cada vez que pasamos la hoja del calendario anual para que todo siga igual o peor, eso sí, con nuestros mejores deseos, claro está.

Y ahora que ha cambiado el último dígito, bien hartito de falsas celebraciones y petardos como casas en las últimas noches, es momento de reflexionar un poquito y mirar al Cosmos al modo que lo hacen esos ojitos de asombro que ilustran este comentario.

Y mirando más allá nos encontramos que en la inmensidad azul hay más de un pedrusco como el nuestro pero diferente. Desde pequeño estudié que en nuestro sistema solar había nueve bolas de piedra y gases como la nuestra. Unas más grandes y otras más pequeñitas…Una de ellas, de tanto encogerse ya no alcanza la categoría de planeta y los que saben de esto nos la han quitado del grupo y a otra cosa, mariposa.

Bien, pues de todas esas bolas hay una que es más afortunada que otras, sí la que brilla con luz… Y en ella pasamos nuestros días hasta que dejemos de pasarlos y nos vayamos, sabe usted a qué otra dimensión estelar.

Los que en ella permanecemos de momento, nos enorgullecemos de considerarnos seres “humanos e inteligentes”, pero tranquilos, es sólo una ilusión. De humanos tenemos lo justito, ya que como humanidad lo estamos haciendo de pena… De auténtica pena….

Hay otras especies, no tan “humanas” claro, que nos dan lecciones cada vez que nos acercamos a comprender su existencia y sus pautas de comportamiento. Y en cuanto a nuestra supuesta inteligencia, qué decir, amigos míos… Que creo que nos hemos equivocado de cabo a rabo escogiendo la palabrita. Porque los seres inteligentes no se comportan como nosotros, qué va, ni mucho menos. A la mayoría de nosotros nos guían los siete pecados capitales que se quedan muy cortos. Nuestro comportamiento se basa en la hipocresía, la envidia y la inmoralidad más denigrante. Y si no, cómo entender que nos pasemos las horas, días y años dando charlas de buen comportamiento para con los demás y a renglón seguido nos estemos haciendo la puñeta hasta reventar de satisfacción. Los dirigentes hablan continuamente de acabar con los diferentes conflictos bélicos que se extienden por el planeta al tiempo que hacen caja suculenta con la venta de armamento a los menos agraciados para que se sigan exterminando. Hipocresía pura, inmoralidad perfecta. Sus barrigas llenas de los mejores productos mientras que otros rebuscan un miserable grano de arroz que llevarse a la boca.

Pienso si somos dignos de la existencia que nos han regalado. Hablo siempre a nivel global porque es obvio y patente que siempre hay excepciones, como muchos casos que yo me alegro de conocer de cerca y que efectivamente sí se mueven por una suerte de valores éticos. Pero claro, esa buena gente no es suficiente como para contagiar al resto y hacer de esta Tierra un hogar saludable y agradable para todos.
Por eso cuando se acerca la fecha en la que dicen que vienen los Magos, se desata en mí un auténtico torbellino de peticiones para todos.

Que durante este recién inaugurado año, la lucidez y el buen hacer guíen mis actuaciones para con los demás. Que el sentido de justicia y moralidad me impidan adoptar decisiones arbitrarias y equivocadas que puedan menoscabar el respeto y la dignidad de mis congéneres.

Y esto que pido para mí, también lo pido para todos nosotros. Y es que desde luego hay que ser auténticos Magos para hacerlo realidad visto lo visto hasta la fecha. Llevan un puñado de siglos intentándolo y nada, ni pizca de mejora.

Y puestos a pedir, que se lleven a todos los polítiquillos a otra de las bolitas que hay por ahí flotando, la más lejana, si puede ser, para que tardemos más en volver a encontrarlos. Que se queden allí de por vida y que nos dejen en paz al resto.

Ah, y que se lleven como acompañantes a los asesinos, egoístas, egocéntricos, robaperas, especuladores, sinvergüenzas, “maquiavelos” y demás fauna que nos rodea, que no es poca.
Así sólo nos quedaríamos la gente sensata, de buen corazón, la que tiene espíritu de superación y mejora pero no a cualquier precio. La que no siente ganas de fastidiar a nadie y tampoco el objetivo de adoctrinar para poner en práctica ocultos y perversos planes. La que ayuda sin pedir nada a cambio.

Mira que tiene delito que habiendo tantos “mundos” flotando a la deriva nos hayan tenido que concentrar y mezclar a todos en el mismo globo. Vaya fallo garrafal de diseño, leche…… La Ley de Murphy en todo su esplendor: “Si algo puede salir mal, saldrá mal… “  y “ si algo debe salir bien, también saldrá mal”. Y es que somos auténticos Caínes y Abeles desde el principio.

Esperemos que esto tenga arreglo algún día, aunque sea echándonos una manita desde fuera...

¡¡¡Con lo felices que éramos de pequeños, coño!!!